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Asalto en Despoblado

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La experiencia es ciertamente irrisoria. Las fotografías de la Cámara de Diputados mostraban a entusiastas señoras y señores portando cartelitos tamaño carta con la leyenda “tu pensión no se toca». Irrisoria e ilusoria. La ilusión es lo último que muere.

Debemos hacernos ya a la idea de que la pensión sí se toca. Así como sí se toca el INE, la Comisión de Derechos Humanos, el CONACYT, el INAI, el Poder Judicial, las guarderías infantiles, que permitían a las madres solteras y no aportar con su trabajo al sustento familiar, o las escuelas de tiempo completo en donde los hijos de primero los pobres recibían por lo menos un alimento al día cuando habían salido de su casa con la bendición materna.

La aprobación en manada de la pandilla oficial del despojo de las cuentas de Afore a criterio del presidente se dio exactamente como fue ordenada. Sin moverle una coma. Con una tremenda dosis de cinismo y desvergüenza, el Ejecutivo se hizo de una suma no muy grande para sus estándares de gasto: apenas cuarenta mil millones de pesos.

Es muy sencillo. Las cuentas de fondo para el retiro, propiedad de los mexicanos que se han partido el lomo trabajando corren desde ya –falta y sobra la aprobación de senadores– están zona de peligro. Al cumplir los setenta años los propietarios de ese capital que garantizaría un capital para pasar los últimos años de su vida, si no mueven esa cuenta en la mecánica que usan los bancos para apropiarse de otras cuentas inactivas, pasarán nebulosamente a Hacienda para que luego, supuestamente acaben en un vago fondo de pensiones para el bienestar.

Ese fondo, dice el presidente López, ayudará a que los mexicanos puedan pasar a jubilación con una pensión mensual del cien por ciento del último salario registrado en el IMSS o el ISSTE. Suena bonito. Pero la letra chiquita del engaño establece que esa pensión no pasará de los 17 mil pesos al mes.

Aún así, la bondad sospechosa de la medida suena a bote. Esos fondos robados a los viejitos no alcanzarán para esa engañosa pensión del Bienestar. ¡Ah! pero serán refaccionados con las muy seguras y previsibles ganancias de tres instituciones del Estado confiables y efectivas: el aeropuerto de Santa Lucía, el Tren Maya y la nueva Compañía Militarizada de Aviación llamada Mexicana.

Se requiere no tener vergüenza para celebrar el atraco en despoblado.

Sobre todo, si los mexicanos no aportamos algo de población, promoviendo juicios de amparo en contra de la ilegalidad y anticonstitucional del robo. Informándonos –porque muchos lo ignoramos– en dónde se encuentra esa cuenta que hay que mover. Y dándole movimiento, sacando y metiendo un poquito aquí y otro poquito allá. Haciéndonos presentes cuando el titular de la cuenta hurtada sea un familiar que no pudo darle movimiento a su dinero porque ya está muerto: los deudos tienen derechos y hay que pelear por ellos.

No se dejen. Y si se dejan, luego no se quejen.

PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): El colmo de la insensibilidad de esta administración es la exhibición de la Santa Muerte, ícono del culto a la violencia y el narcotráfico, como protectora del menguado respeto hacia el presidente López. Los verdaderos hombres no hablan mal de López obrador. Claro, Lopitos dijo que como la imagen, aunque sea de la muerte es santa, estamos ante un caso de libertad religiosa. Lo que hay que ver.

‎felixcortescama@gmail.com

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