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¿A quién le duele?

No podemos dejar de tocar el tema del balompié, porque aunque no seamos expertos en la materia inconcebible el dejar de opinar de un negocio que sin duda afectará a muchos que rondan este espectáculo.

Son noventa millones de razones verdes que hicieron que Justino Compeán se hiciera para atrás de la promesa de entregar la batuta de la Federación del Fut organizado, puesto que ocupa por órdenes de Emilio Azcárraga Jean y que lo hacen ser uno de los ejecutivos más longevos de TELEVISA desde que tuvo la mejor ocurrencia de su vida cuando invirtió en el negocio de la pastelería.

No, no crea usted que compró la fábrica de pan más exitosa del país, fue la rebanada del pastel de boda cuando casó y casó bien con Hilda O’farril, hija de Rómulo O’farril que era accionista fuerte de la televisora más importante de habla hispana, y el pobretón de Justino era un modesto publirrelacionista de Procter & Gamble.

Pero como la niña Hilda había fracasado en su primer casamiento con un chef irlandés al que su suegro le había puesto aquel famoso restaurante Maxim’s, pues agarraron a Compeán y a quien le dan pan que llore, y casó con la ricachona divorciada.

Entre otras chuladas, olvidaba platicarles que organizó aquella sarracena de rock pesado en Avándaro donde galopó el alcohol, peyote y nubló el cielo el humo de la mariguana, esa que quiere legalizar Vicente Fox.

Chulada de máiz prieto dirían los cándidos.

Ahora Compeán que maneja el futbol organizado está entre la espada y la pared porque prometió que si la selección fracasaba, después del Chepo de la Torre, él sería el siguiente en abordar el camión de la desgracia con renuncia en la mano, pero cómo se dio cuenta de la estupidez, ahora no encuentra la manera de disculparse y decir que borracho no cuenta, y que esa noche andaba bien briago. Rajón, pues.

Decía al inicio que son noventa millones de dólares lo que rodea el negocito de las patadas más otras linduras como el patrocinio de publicidad, porcentaje de partidos amistosos, derechos por televisión, y sobre todo el desprestigio de ensuciar el saco y enlodar el apellido de estar fuera de un campeonato mundial de futbol, que para el pueblo mexicano que primero le interesa el resultado y después como amaneció la virgencita de Guadalupe, es tragedia nacional.

Hoy quieren echar todas las pulgas al tal Chepo de la Torre cuando los culpables son muchos, principiando todos los que hicieron creer a los mexicanos que nos las comemos vivas y las eructamos muertas, por un accidente que fue el haber resultado campeones olímpicos que fue como el burro que tocó la flauta.

Los pobres jamaicanos, paupérrimos hondureños, desnutridos ticos, empobrecidos guatemaltecos y muertos de hambre de trinitarios, nos han puesto una felpa sin piedad sin tener a los mamones de los europeos que no juegan ni de reserva en los equipos, pero siguen afirmando que están en el viejo continente.

Los únicos casos que son garbanzos de libra es el antipático de Hugo Sánchez y el acabado de Rafa Márquez que cuando bajó su nivel de juego, Pep Guardiola lo mandó de regreso a su natal Mexicalpán.

La obsesión de que juegue Torrado cuando a veces no juega ni en su equipo, traer a Guardado cuando tampoco tiene nivel de selección, sacar a “Chaco” Jiménez cuando era de lo menos malo, no convocar a Lucas Lobos porque quieren vender a otro jugador hacen que la afición se rasque la cabeza y no encuentre explicación.

Hace algunos años tuvieron la estúpida idea de traer a Erickson que no sabía decir ni buenos días en español y cuando convocaron al “Conejo” Pérez con cerca de cincuenta años de edad y al “Bofo” Bautista que son contemporáneos, nos hacen olvidar al patán de Cuauhtémoc Blanco que lo teníamos de referencia porque simuló orinarse como perro en la banderola del tiro de esquina, eso sí en red internacional y a todo color.

El daño está hecho y nada más justo que después que corran al pastelero de Justino Compeán,  sería bueno que recapaciten los dueños del balón y dejen de comportarse como el chiflado de Jorge Vergara que con todos sus millones perdidos en estadio y Chivas Rayadas, no ha podido ni dar explicaciones de los constantes fracasos ni de donde salen… los argumentos para seguir perdiendo dinero.

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