Existía un personaje ficción que todo le salía mal, de hecho, su imagen se caracterizaba porque siempre era seguido por una inseparable nubecita tormentosa que hacía llover sobre su cabeza incluida una tormenta eléctrica. Era un agasajo, pero todo le salía del carajo, fue sin duda el artífice para que crearan el adagio que cuando se hacía de un circo, le crecían los enanos o si compraba todas las terminaciones en una rifa, caía en letra.
Hay seres humanos que cuando salen muy de temprano y se los encuentran, ante la pregunta obligada de: ¿cómo te va? Responden, bien, pero… es igual, qué le voy a hacer.
En la vida real, tuvimos la mala fortuna de encontrarnos con un personaje al que todo lo que intentaba, le salía de pelos y cualquier empresa que iniciara, resultaba exitosa, hasta que se cayó de la cama y se puso a llorar.
Samuel, el mentiroso-mentiroso, gobernador de Nuevo León, disfrutó de la buena fortuna un rato breve. Fue diputado local y tuvo la gracia que, en la parcela de las oportunidades, las aprovechó ante la ausencia de gente con prosapia e inteligencia haciéndonos recordar que el tuerto en la tierra de los ciegos, es rey. Se encontró con papanatas tan pequeños que hacía parecer a Samuelito como un verdadero y auténtico adalid.
Se creyó de las mujeres consentido como Juan Charrasqueado, cuando sólo su madre lo recuerda con cariño. Se rodeó de enanos, mudos que hacían sus pininos en política como el tristemente célebre X2 Javier Navarro que nunca fue capaz de levantar la voz para decirle que estaba equivocado, dejando claro que el “yes bwana” nunca fue buen consejero, como cuando le dijo: “seré presidente y tu fiel Prometeo encadenado, serás mi sombra”.
Ahí perdió la cabeza y enloquecido empezó a mentir, luego lo hizo por costumbre y fueron tan grandes sus dislates que ni él mismo los creía, como eso de haber logrado tres doctorados y escrito cuatro libros, haciendo alarde de ello, retó a los eruditos para aferrase a dejar su interino, que para eso, había logrado las excelencias académicas. Quedó en un ridículo total teniendo que llegar corriendo a las doce de la noche como cenicienta para que no entrara el fiscal convertido en gobernador para sumirlo a las mazmorras. ¡Todo un espectáculo grotesco!
Siguieron las presunciones y exageraciones causando pena ajena cuando lamiendo la suela del zapato del millonario Elon Musk, convidó de padrino de su hija a lo que el ricachón le hizo el más doloroso desprecio. Llegó a cartearle refiriéndose a él como “compadrElon”.
Todas las promesas que ofrendó el mentiroso, resultaron eso, mentiras presumiendo haber matado diez gigantes como el sastrecillo valiente, quedó en la peor de las vergüenzas y su negado compadre al que ofreció el oro y el moro, lo dejó como las novias de rancho, vestida y alborotada, con la mesa servida, haciéndole ver, que los ricos son ricos porque tienen todo, menos ser pendejos y el idioma que dominan es el del billete verde.
Hace unos meses en este mismo espacio y sin pretender presumir que me arrastra donde hay pozos y me la hecho al hombro cuando haya cadillos, advertimos que la obra del sexenio de fabricar los autos TESLA tenía mucho de fantasía en un maletín repleto de ilusiones, pero mentiroso se montó en su macho y dijo es un hecho y háganse para donde quieran, pero la planta, va porque va.
Y nada, del plato a la boca, a veces se cae la sopa, aunque sea viendo el río Sena o teniendo de background el Moulin Rouge.
