Veracruz: El paraíso perdido
Veracruz gana sin bulla y alegría, triunfa con cifras hace décadas nunca vistas, pero nadie muestra su alegría; todos callan,temerosos. ¿Qué sabrán?... [Seguir leyendo]
¿Cuándo acabarán tantos escándalos que surgen por todos los confines de la República?
Se reclama y protesta por todo; esto no es normal; cierran carreteras, calles, edificios públicos y privados, restaurantes, empresas televisoras; pintarrajean paredes y vidrieras, destrozan todo.
Los métodos usados son de extrema violencia, atacan a ciudadanos, o a policías que acuden para resguardar instalaciones, los atacan con saña, hiriéndolos, sabiendo que no serán detenidos; no dejan un solo día que siga la vida normal de nuestra sociedad.
Los eternos maestros del chantaje y la protesta callejera – de la CNTE – acosan en sus estados de origen y trasladan sus acciones a la ciudad de México con una impunidad que espanta, arrasando todo a su paso ante la mirada complaciente y cobarde de las autoridades.
Acampan, ensucian, se mean, acumulan basura; todo ante una autoridad complaciente.
No cesan en matarse entre gente perteneciente a diversos cárteles; por doquier aparecen fosas clandestinas con cientos de cuerpos en esa guerra que no tiene fin; los desaparecidos afloran en esos horribles agujeros excavados a la carrera, algunos contienen cuerpos que llevan meses desaparecidos.
Los familiares acuden a una o a otra morgue con el ansia de encontrarlos y darles “cristiana sepultura”. La escalada de violencia no para, los narcos continúan matándose entre sí.
Asesinos, pandillas, secuestradores, chantajistas del crimen o la docencia, unos baleándose, otros gritando por las calles o plazas; todos en esa orgía interminable de chantajistas de carrera.
Al parecer, es así como los convocantes han logrado algunos de sus fines perversos.
En Oaxaca, en Michoacán o Guerrero, las protestas dan frutos; de ahí su continua presencia.
Aparecen los “guardias comunitarios”; no son más que tentáculos de las mafias locales en búsqueda de prebendas; encapuchados armados consiguen, igual que los maestros, ganar algo con éste raro tipo de chantaje a la sociedad.
¿De dónde sacarán tanta violencia que parece agrandarse en lugar de amainar?
En Michoacán llevamos una década contemplando huelgas, plantones, destrucción de escuelas, conflictos religiosos, normales rurales, secuestro y quema de autobuses urbanos, toma de casetas de cobro en carreteras, cierre de vías de comunicación, delitos que debieran sancionarse con cárcel, y que todos contemplamos sin que haya detenidos por éstos estropicios.
Continúan los secuestros, chantajes a comerciantes, crímenes de toda índole mientras autoridades de todos los niveles sólo ven con indiferencia y descaro; porque les temen.
¿Cuándo volveremos a la normalidad? El Gobierno federal no podrá evitarlos si no hay una decisión de gobernadores y alcaldes que puedan sumarse a combatir tanta lacra con inteligencia y decisión; urge parar ésta escalada de violencia; la cosa no es para menos; vivimos en un infierno donde sólo con la decisión, con la voluntad de todos podremos erradicar.