“Negar un hecho es lo más fácil del mundo.
Mucha gente lo hace, pero el hecho sigue siendo un hecho”
Isaac Asimov
Muchos escribidores emiten sus opiniones en función de la interpretación de los hechos que más les gusta o conviene, sin que esta tenga que ver mucho con la verdad.
Con pasmosa seguridad difunden como ciertas, teorías de humo que únicamente existen en su cabeza y que nacieron desde el acomodo creativo, pero sobre todo conveniente insisto, de las piezas de la realidad para sustentar una visión distinta de las cosas.
Y es así como una hormiguita es capaz de levantar en vilo a un elefante.
Los amanuenses siempre han existido, sin embargo en esta época de pérdida de confianza en todo y en todos, que se conjunta con una crispación social exacerbada, los creativos generadores de mundos alternos encuentran terreno fértil para que otros se conviertan en seguidores y repliquen sus teorías.
Siendo de la credibilidad y la confianza los bienes más preciados de un medio y un periodista, hoy a muchos (medios y periodistas) les importa poco este detalle y están centrados en vivir el hoy, sin preocuparse porque al “enseñar el plumero”, como dicen en España a hacer evidente que opinan por encargo o conveniencia, llegará el día en que nadie les crea y entonces sí, dejarán de ser útiles a quienes les dictan línea y tendrán que buscarse la vida en otra parte.