Veracruz: El paraíso perdido
Veracruz gana sin bulla y alegría, triunfa con cifras hace décadas nunca vistas, pero nadie muestra su alegría; todos callan,temerosos. ¿Qué sabrán?... [Seguir leyendo]
“No, no estoy loco, pero me falta nada para alcanzarlo”
Yomero
Perdón si insisto, si me reciclo y repito, pero es que la verdad, estoy a punto de la locura.
Conocidos mis instintos perricidas gracias a los ladridos permanentes de un perro y un cachorro de un insensato vecino al que le vale gorro la paz y tranquilidad de los demás, ahora resulta que otro más, bajo la consigna de “unidos somos más”, tuvo a bien comprarse dos cachorros que ladran noche y día, de tal suerte que el concierto es permanente.
Nuestros políticos y gobernantes son de modas. Hace unos meses se les puso limitar el ruido entre vecinos (enfocados principalmente en la música en alto volumen) y todos señalaron sanciones, anunciaron decibeles máximos, diseñaron operativos, pero todo fue de mentira y sólo para la foto y el boletín, porque en los hechos casi nunca atendieron las denuncias.
De nada sirve marcar el teléfono señalado para este fin en Monterrey, porque nunca nadie responde. A la juez de barrio le vale un pito y no quiere meterse en problemas, de tal suerte que uno queda a la deriva, con la opción de irse a enfrentar al inconsciente vecino o de plano aventarles un trozo de carne envenenado a los pobres animales que ni culpa tienen, porque la verdad, la culpa es de sus amos que los ven como objetos y no como animales.
Tengo un profundo amor por esos seres, pero creo que tienen espacio y tiempo. Tener a una mascota es una responsabilidad y un compromiso, pero la sana vecindad es algo mucho mayor y el pensar en el derecho de los demás a vivir en paz y descansar, debería ser una premisa.
A ver si doña Brenda Sánchez gira instrucciones (ella anda ocupada atendiendo las denuncias en su contra por falsedad de declaraciones ante una autoridad federal), para que el personal a su cargo haga su trabajo y acabe con esta contaminación auditiva que me está matando.
Cuando quieran les paso la dirección, a ver si por aquí hacen caso, porque el teléfono jamás lo contestan.