Veracruz: El paraíso perdido
Veracruz gana sin bulla y alegría, triunfa con cifras hace décadas nunca vistas, pero nadie muestra su alegría; todos callan,temerosos. ¿Qué sabrán?... [Seguir leyendo]
Se debe poner un “hasta aquí”; ya basta de tanta marcha, bloqueo disparatado y ataques a vías de comunicación y a policías; no podemos seguir soportando ésta situación; los niños han quedado dos meses sin escuela, lesionando uno de sus principales derechos, hemos mostrado al mundo que somos incapaces; que en México opera la ley de la selva, que nuestras autoridades no pueden con ese mal incongruente, lesivo y cruel.
¿Por qué, éstos malos mexicanos, éstos apátridas indecentes no reciben el castigo que merecen?
El Gobierno – en todos sus niveles – debe organizar su aparato administrativo, policíaco y educativo; establecer un pacto con la sociedad, para que todos participemos; es justo, es necesario hacer algo que pare sus falsos blasones de holgazanería y chantaje; hay qué irse de fondo a la solución de éste gravísimo problema social que padecemos.
En Oaxaca han aparecido enfrentamientos entre padres de familia y profesores de la CNTE; ese monstruoso fantasma del mal que acosa, persigue, maltrata y hasta impide el acceso a “sus escuelas” a niños, porque sus padres han colocado maestros por su cuenta, al haberse ausentado los “mentores” para ir a la capital a hacerle la vida de cuadritos a distintas autoridades, igualmente timoratas, que muestran un engañoso miedo a la “represión”.
En el D.F. acosan con sus malolientes campamentos, con sus eternos paros de vialidades de primer orden, asustando a comerciantes y habitantes, muy ajenos a sus problemas.
Se deben suspender de una vez tales violaciones a los derechos de terceros; sacar de nuestra vida social ésta lacra denominada CNTE, que vaga – con libertad que asombra – por los confines de México, haciendo estropicios sin que nadie ponga un alto definitivo a sus desmanes.
Esa cáncer que invade a la sociedad sin que aparezca un buen cirujano que impida su apestosa metástasis que envilece y degrada.
Sabemos que para su solución se debe actuar con mesura, pero a su vez con profesionalidad y esmerado cuidado; sabemos también que el problema se ha extendido debido a sexenios de invalidez gubernamental y desidia; conocemos lo difícil que es aplicar una cirugía definitiva, resolutoria, pero hay qué hacerla ya.
Se trata del futuro de nuestra niñez, o sea del futuro de un país cansado, agotado, que necesita una acción definitiva para sacarnos de ese mal.
¿Por qué se ha generado? ¿Por qué los maestros mandan en lugar de recibir órdenes?
Las respuestas dejémoslas para después, lo que importa es imponer de inmediato la ley; pésele a quien le pese; hagan lo que hagan, marchen, bloqueen, que para eso estará el Gobierno en todos sus niveles para sacar las alimañas de nuestro entorno social.