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El Ministro

El ministro se levantó con tranquilidad del mullido sillón forrado con piel exótica, se acomodó el fino traje de diseñador exclusivo, tomó del brazo al político regiomontano, su amigo de toda la vida y lo encamino a la entrada de la suntuosa oficina que ocupa desde el inicio del actual sexenio  en la capital del país.

Luego, entreabrió la puerta  para mostrarle a un grupo selecto de gobernadores y empresarios  que con gesto de aburrimiento esperan sentados en la antesala de su despacho.

“Mira, todos ellos están haciendo audiencia para hablar conmigo, he llegado al puesto mas alto al que puede aspirar un mexicano, de aquí para arriba solo la Presidencia de la República”,  le dijo,  su rostro reflejaba la satisfacción y la seguridad que da el poder.

Palabras mas palabras menos esta historia es real, me reservo el nombre del político  que me la compartió, no del ministro, se trata de Idelfonso Guajardo Villarreal, flamante Secretario de Economía del gobierno federal.

“Acompaño al presidente Enrique Peña Nieto a las giras internacionales, me codeo con la crema y nata de la política mundial, me hablo de tu con encumbrados capitanes de empresas, jeques y soberanos ¿qué mas puedo pedir?”,  se pregunta como queriendo pintar su raya en la encarnizada lucha que se avecina por la gubernatura del estado.

Y es que en lo alto de la cima donde ahora se encuentra el alto funcionario ve a Nuevo León muy chiquito. Desde su propia perspectiva no seria rentable “salir de su zona de confort” para venir a aventurarse a un estado agobiado por una deuda descomunal, acosado por la violencia y con una oposición crecida, que no cree en nadie.

Egresado de la Facultad de Economía de la UANL, este hombre de 56 años  ha escalado posiciones en forma vertiginosa. Tras su paso  como catedrático en prestigiadas universidades estadounidenses, en 1984 inicia su actividad en la función publica como Director de Finanzas en la antigua Secretaria de Programación y Presupuesto.

Sumó después diversos cargos en las secretarias de Relaciones Exteriores, Turismo y Comercio, hasta que en el 2000 prueba las mieles de una diputación federal en la LVIII Legislatura, previamente fue asesor de la campaña presidencial de Francisco Labastida quien resultó derrotado frente al panista, Vicente Fox, político de triste memoria.

Concluyendo su periodo de diputado, Idelfonso Guajardo fue arropado por el  ex gobernador Natividad González Paras quien lo nombró Jefe de la Oficina Ejecutiva, puesto que dejó en el 2006 para ocupar una diputación en el Congreso del Estado.

Tres años después regresa de Diputado Federal a la LXI Legislatura por el Distrito II  y de ahí al limbo de la política nacional cuando el entonces presidente electo, Enrique Peña Nieto lo designa vicepresidente de la Comisión de Economía en el equipo de transición y el 30 de noviembre del 2012 lo convierte en miembro del gabinete.

Aun con toda esa larga trayectoria, el regiomontano no reúne el perfil ni el crisma de un buen candidato a la gubernatura del estado, es difícil imaginárselo recorriendo las polvorientas calles de San Bernabé o conviviendo con los rudos líderes de los Fomerreyes, es mas, quizás le falte química para lograr  empatía con las fuerzas vivas de su partido, el PRI.

Sin embargo hay dos factores que corren a su favor, los capitanes de empresas de Nuevo León lo quieren y apostarían a ojos cerrados por él, destinando recursos para verlo convertido en un serio aspirante a gobernador del Estado, pero lo mas importante, cada vez son mas las voces que apuntan a que Idelfonso Guajardo Villarreal es “el caballo negro del presidente”.

Dicen que en política “la forma es el fondo” pero en este caso la máxima se rompería si tomamos en cuenta que muy en el fondo esta la forma de operar y cuando  la alquimia tiende a mezclar  dinero y poder hasta el personaje más gris con tufo parisino puede convertirse en gobernador de este sufrido Estado.

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