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1968 – 2013

Distintas épocas, distintas costumbres, distintas maneras de comportarse, distinto Gobierno.

En el 68, los jóvenes de México – emulando manifestaciones de los jóvenes de Francia, que habían salido a protestar a las calles  por la política gubernamental – decidieron hacer lo mismo; muchos no entendían de lo que se trataba; eran – lo que se dio en llamar -”rebeldes sin causa”.

¿De qué se trataba? De protestar, de pedir comprensión, atención  hacia ellos, sus familias, su entorno; de cambiar el entramado social; se sentían degradados y decidieron manifestarlo en las calles de la capital. La sociedad estaba con ellos; marchaban bajo sistemas definidos, sin estridencias, sin golpear a nadie, sólo pedían un cambio en la estructura política del País, que sentían, no reflejaba  con atingencia la realidad social, los problemas y sus soluciones.

Un sistema que aparecía cerrado a toda expresión de cambio; había una prensa que, sin proponérselo, estaba igualmente uncido a ese sistema; no era lo suficientemente crítica porque no comprendía con suficiencia el valor de la sociedad y la necesidad de cambios profundos.

Salvo algunas plumas, la prensa estaba ausente de lo que representaba y del valor de sus representantes. Teníamos un Gobierno caduco, avejentado, enquilosado, perdido entre sus propias estructuras y sobre todo, porque era lo mismo de siempre; un Gobierno donde el Presidente era a la vez Jefe de Gobierno, Jefe del Estado y Jefe del Partido (PRI), que se sucedía sexenalmente, bajo un esquema donde imperaba la anti democracia.

La voz del Presidente era obedecida sin reclamo, sin polémica, sin la representación social, era un sistema alejado de la democracia, sustentado en ideología cerrada, ausente de pluralidad.

Un sistema político piramidal, donde la cúspide estaba en el Presidente; no  era – como decían algunos – un sistema tan malo, sólo que necesitaba dar un giro fuerte en su estructura,  un sistema que si bien respetaba ciertas reglas, siempre recaía en vicios, en reglas no escritas, en componendas con representantes de sectores sociales diversos.

Los jóvenes son lo más sensible de la sociedad; un estamento social que recoge verdades y desacuerdos, realidades y descontentos; eso reflejaba el movimiento estudiantil del 68.

Se rebelaron contra las instituciones gubernamentales,  las viejas normas y la burocracia que estaba incrustada en el Gobierno monolítico, central, indiferente a lo manifestado por algunas asociaciones que disentían; nació un movimiento social donde no sólo los jóvenes participaban; los adultos simpatizábamos con ellos; pedían reformas de fondo; el sistema contestó encerrándose en su capullo de siempre. No era la “dictadura perfecta”  mencionada por Vargas Llosa, había “cambios de estilo” en la forma de gobernar, según el maestro Cosío Villegas. Seguiremos hablando de éste movimiento y los cambios que produjo en el entorno político – social de México y lo que hacen ahora los jóvenes.

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