Veracruz: El paraíso perdido
Veracruz gana sin bulla y alegría, triunfa con cifras hace décadas nunca vistas, pero nadie muestra su alegría; todos callan,temerosos. ¿Qué sabrán?... [Seguir leyendo]
AMLO siempre es noticia; dijo ayer que Televisa, Milenio y Peña son culpables, por negligencia, del desastre dejado por el paso de las dos tormentas que asolaron al País.
Sufre indudablemente deficiencias mentales; eso se ve “a las claras”; es un caso parecido a lo expresado por el novelista inglés, Stevenson en su obra: Dr. Jenkill y Mr. Hyde.
Necesita la inmediata intervención de un siquiatra; lo declarado ayer, asegurando que esas tres personas físicas y morales, nunca avisaron a la población de la proximidad de ambos meteoros, cuando todo mundo sabemos lo contrario. Lo dijo el Secretario de Gobernación durante su intervención, durante la primera evaluación de daños.
Vemos constantes cambios en su personalidad; una vez aparece tendiendo amigablemente la mano; otras, ataca con saña demoníaca (ansiedad depresiva); ayer – insólito – legitimó en la Presidencia a Peña Nieto al tiempo que expresaba que “tiende su mano franca”.
Ya conocemos sus constantes cambios de personalidad (AMLOVE), algo con lo que empezó su pasada campaña electoral, siguiendo instrucciones de un empresario regiomontano fracasado.
Se tornó “amoroso”, para más tarde recular hacia su antigua forma; mencionando la “mafia anti patriótica que ahoga a México”. Atacó a su gratuito enemigo Salinas, cabeza de la mafia persecutoria y vil que atenaza a la Patria con sus poderosos tentáculos.
Lo de ayer fue sublime, porque, culpar a una televisora, a una empresa periodística y al Presidente, y convertidos -por obra y gracia de su bipolar sesera- en una nueva complicidad asesina, es inaudito, desconcertante; muestra indudables trastornos mentales.
Nos recuerda que en el 2005, con la muerte del Papa Juan Pablo II, él andaba con el famoso lío del desafuero y los medios se cargaron a cubrir el evento vaticano; los acusó de mafiosos, demostrando que sólo busca publicidad.
Aquella vez los culpó de estar manejando sesgadamente sus noticias para perjudicarlo.
Su mitomanía lo impulsa de nuevo, culpando de todo mal a quien se le pega la gana.
Sus discursos suenen a veces amorosos, a veces acusadores, nunca se ha referido a las víctimas del desastre, a sus deudos, a su desgracia. Su interés ha sido y será siempre político- descalificador.
Continúa metido en sus mentiras, en su oprobiosa bipolaridad, buscando bajo las piedras a mafiosos que lo acosan y persiguen para “lucrar con México; son traidores a la Patria” (sic)
Imposible pensar que se refiera a recolección de víveres para ayudar a damnificados; ni siquiera se ha referido al Estado de Guerrero (donde ganó con una diferencia de 9 puntos en su campaña)
Esperamos con ansia que se retire a una clínica para salvar lo que le queda de cerebro.
Su enfermedad es notoria, mientras que sus fans se desviven aún por darle vida política. Pobres.