Veracruz: El paraíso perdido
Veracruz gana sin bulla y alegría, triunfa con cifras hace décadas nunca vistas, pero nadie muestra su alegría; todos callan,temerosos. ¿Qué sabrán?... [Seguir leyendo]
Por: Obed Campos
Tengo unos 15 años de verla todos los días por el barrio de mi casa. Se llama Andrea, y me dicen los vecinos que la recuerdan sana, que era buena para los asuntos de lavanderías.
A lo mejor y por eso sigue revolcando sus cobijas en medio de los hediondos charcos que dejan las lluvias y los derrames tóxicos de la Colonia Buenos Aires.
No sé si ha intentado dormir en algún cajero automático, lo que sí es que dinero nunca le falta, gracias a las almas dizque caritativas y duerme donde la noche le alcanza, aunque casi siempre es en la esquina de Agustín Lara y Federico Gómez.
Pero como no se llama Elena ni se apellida Gouliakova… Y como no es güerita, ni extranjera… Y como ya dije, era buena para lavar, pero no para patinar… ¿A quién carajos le importa la suerte de Andrea, que, como cientos de almas (¿en pena?) merodean nuestros días y nuestras noches, en las interminables calles de Monterrey.
Yo le apuesto a cualquiera pesos contra tostones, que si no se tratara de la Gouliakova, ni quién se diera por enterado.
Porque se pregunta una vecina en una carta a El Norte, que dónde quedaron las autoridades migratorias, las del siquiátrico, las de salud y todos los etcéteras.
Y yo me pregunto, a dónde quedaron los mecenas de Gouliakova, quienes salieron más mexicanos que el refrán aquel de: “Jarrito nuevo dónde te pondré… jarrito viejo, dónde te tiraré”.