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Los hijos… los hijos…

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Por: Salvador Hernández LANDEROS
Como político, Enrique Peña Nieto tiene la obligación de conducir con firmeza los destinos del País y superar las crisis de economía, educación y seguridad, que más agobian a los mexicanos.
Pero como papá de los hijos del Presidente de México, tiene una responsabilidad que no debe descuidar porque los mexicanos no van a olvidar que “El que es buen Juez, por su casa empieza”.
El comportamiento de los hijos de los anteriores Presidentes de México, salvo los de Felipe Calderón, han causando risa, coraje y hasta locura entre la población.
Los descendientes de los antecesores de Peña Nieto están marcados en la historia nacional por sus extravagancias, escándalos y excesos que da el poder el ser “hijos de papi Presidente”.
Disfrutar de  todo lo que da el poder presidencial, sin responsabilidad oficial alguna, los hace perder la conciencia.
Un ejemplo fue el de José López Portillo, quien tuvo el descaro de gritarlo abiertamente en un discurso. “El orgullo de mi nepotismo”.
Miguel de la Madrid sufrió mucho con su hija, mientras que los hijos aprovecharon el tráfico de influencias para los negocios y ahora reaparecen en el nuevo gabinete presidencial.
Los de Carlos Salinas tienen su historia sexenal. Muy sonados los escándalos del que estuvo internado en la Carlota de Montemorelos. Traía asoleados a los del Estado Mayor presidencial.
Un inolvidable recuerdo es la golpiza que miembros del Estado Mayor le propinaron a un miembro de la seguridad de Bono en pleno concierto de la banda U2. Todo porque el hijo de Ernesto Zedillo quiso un recuerdo al tacto del músico irlandés.
Entre los tuyos y los míos, están los de Vicente Fox y Marta Sahagún. Locuras y pena ajena las de Vicentillo y Ana Cristina Fox. Querer meter una vaca a Los Pinos y bolsas Louis Vuitton piratas usadas.
Claro que ellos se quedaron cortos ante las sospechas de tráfico de influencias de las que aún ahora son objeto de investigación  los vástagos de Marta Sahagún.
Felipe Calderón no tuvo problemas con los hijos. Al asumir, María, la mayor, tenía sólo 9 años,  Luis Felipe y Juan Pablo contaban con 7 y 3 años de edad, respectivamente. Sus “escándalos” fueron travesuras infantiles.
La familia presidencial Peña-Rivera, llega a Los Pinos con cinco hijos en la edad de la punzada, es decir, en la adolescencia. Y Paulina Peña Pretelini ya dio de qué hablar y se encuentra en el inconsciente colectivo de ciertas ‘proles’.
Mientras la hija mayor de la Primera Dama se desliza en los campos de la actuación televisiva, por lo que será complicado mantenerla fuera del alcance de la crítica y, sobre todo, de los fotógrafos.
Peña Nieto no la tiene fácil en el seno familiar, Posición que habrá de enfrentar en los próximos seis años.
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