Las últimas boqueadas
El PRI sobrevivió a la primera alternancia porque controlaba la mayoría de los estados y el Congreso, por la red de intereses... [Seguir leyendo]
La libertad absoluta de Florence Cassez no debe sorprendernos. Vivimos en México, y somos testigos cotidianos de cosas más sorprendentes. El caso, aunque enredado de por sí, casi se veía resuelto a favor de la francesita, desde el momento en que se anunció que la Suprema Corte de Justicia de la Nación revisaría el caso de nuevo.
Ya en otro momento, en el sexenio anterior, el caso se revisó y se desecharon los argumentos de la defensa de Cassez. En esta nueva revisión, los argumentos se presentaron de forma diferente, y la Corte integrada por los mismos magistrados, salvo por uno nuevo, que en realidad su especialidad es el tema económico. Con esas diferencias la Corte ordenó la inmediata liberación de la mujer.
No hay que ser mal pensados, pero tampoco nos estorba serlo de vez en cuando. Y aquí notamos que mientras la sociedad se divide a favor o en contra de la libertad de la presunta plagiaria, en otro orden de ideas, el Instituto Federal Electoral exonera al PRI y al Partido Verde, por aquel escabroso asunto de la presunta compra de votos con tarjetas Monex.
Esto parece una bien articulada estrategia mediática. Es bien sabido que los mexicanos somos resignados. Lo que decidiera o no el IFE, ya no tiene mayor trascendencia, puesto que las elecciones del 2012 son un hecho consumado e irreversible. Por eso los mexicanos no atenderán demasiado el tema si no destaca entre todos los demás. Así que, la liberación de una presunta criminal, ordenada además por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y que además se le hayan facilitado los trámites para que literalmente saliera huyendo de México a unas cuantas horas de liberada… eso sí es un escándalo mayúsculo. El IFE y sus decisiones, acertadas o no, se quedan chiquitos.
Si el dictamen del IFE es o no justo, no pasará nada más que algunos berrinches y habladas desde algunos partidos políticos. Pero el dictamen de la Suprema Corte tendrá mucha trascendencia. Primero, porque los magistrados no revisaron si era o no culpable; ellos revisaron los derechos humanos de Florence, y la forma cómo se le integró el proceso. Hallaron errores, y desmoronaron el caso judicial.
No se puede decir con certeza que Florence sea inocente, sólo que no se le integró el caso bien. Es decir: fue liberada por tecnicismos. Curiosamente, eso de los “tecnicismos” es bastante frecuente en la procuración de justicia mexicana. Muchos ejemplos hay de criminales liberados rápidamente por casos mal integrados, que luego son capturados por delitos semejantes y hasta más graves.
Pero si en un caso tan relevante, integrado por autoridades judiciales de primera línea, se cometieron esos errores, que podemos esperar de todo el sistema judicial en México.
Por lo pronto, y a pesar de que testigos la reconocen como plagiaria, Florence Cassez está libre y fuera de México. Muy lejos del alcance de la justicia mexicana, que de por sí suele ser bastante corta y débil de brazos. No se le exculpó, sólo se le reconocieron sus derechos humanos y los errores en su proceso. Será difícil que Florence se atreva a volver a México, por lo menos durante un tiempo. La presunción de culpa, por desgracia, es un vicio mexicano. Y en este caso, con muchas razones.