Veracruz: El paraíso perdido
Veracruz gana sin bulla y alegría, triunfa con cifras hace décadas nunca vistas, pero nadie muestra su alegría; todos callan,temerosos. ¿Qué sabrán?... [Seguir leyendo]
Por: Omar Elí Robles
Para ser de la clase política, hay que ser político…
Y ese término de clase política solía definir a un montón de cristianos y cristianas, dedicados en cuerpo y alma a tareas del servicio público.
A la formación de grupos dentro de los partidos y a la búsqueda del poder… primero para el grupo y luego para el partido.
Pero ahora es difícil, casi imposible, encontrar esa clase de grupos políticos, que actuaban con lealtad, con objetivo y disciplina.
Se nos rompió la clase política…
Ahora hay alianzas… alianzas extrañas, de fuerzas en las que se encuentran gente de diferentes partidos, en busca del poder como vehículo para hacer negocio.
La falta de mística y el exceso de ambiciones rompe los paradigmas.
Pero también acabará por transformar todo esto en una cena de negros.
Al no ser leales a un grupo dentro del partido, les releva de la responsabilidad de ser disciplinados.
Y sin disciplina… no hay política.
Sin lealtades, no hay certezas.
Así, el que puede traicionar a su partido, puede traicionar a sus aliados.
Es algo natural…
Y para ser claros, aquellas alianzas entre Larrazábal con gente del PANAL y del PRI, van a terminar en pelas encarnizadas…
Esto por decir uno de los muchos ejemplos del maridaje político contra natura.
Como en los pleitos pasionales, van a terminar a cuchilladas.
Ya lo veremos…
Ya lo diremos…