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Los antros y el PAN

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Hace años, el Partido Acción Nacional era considerado un instituto político de corte conservador, incluso con una tendencia moralista estricta e intolerante. Al menos esa imagen manejaban, y sirvió para apuntalar su avance y consolidación como la segunda fuerza política en importancia. Los mexicanos no somos tan rígidos en cuestiones de moral. No somos inmorales, pero sí somos bastante permisivos con nosotros mismos y tolerantes con los demás. La simpatía que despertara el PAN aparentemente moralista, fue más bien por esa tolerancia de los mexicanos y por el respeto natural que se tiene a quienes son congruentes con sus principios.

Pero si es cierto aquello de que “los años no pasan en balde”, también es cierto que el poder tampoco pasa sin dejar huellas, y hasta cicatrices. Aquí en Nuevo León, hace pocas décadas que el panismo rebasó el ámbito legislativo para entrar en la alternancia en el Estado y los municipios. Si bien los electores castigaban la hegemonía priísta, también esperaban disfrutar e incluso sufrir la “moralina” del panismo ya en el poder. Pero no sucedió lo que se esperaba, ni en el delicado tema de la corrupción y el manejo de recursos, ni el la moderación de la vida y coexistencia social. El panismo, identificado popularmente con la Iglesia Católica, resultó tanto o más permisivo que los mexicanos en general.

Hay que recordar aquí administraciones municipales como la de Jesús María Elizondo, en donde los llamados “Table Dance” proliferaron por toda la ciudad. El sucesivas administraciones regias, un un interregno priísta, no sólo se consolidaron este y otros tipos de los llamados “antros”, además jamás se respetaron los reglamentos municipales. Con “moches” o con amparos, estos negocios operaron prácticamente todo el día y todos los días. Ni la Ley de Alcoholes, generada en un gobierno estatal panista, ha podido aplicarse en toda su extensión. Conceptos como la corresponsabilidad se fueron a la basura.

Ahora los empresarios de antros, centros de vicio, bares, centros de entretenimiento, o como usted quiera llamarles, exigen que se amplíe el horario de operación y de venta de alcohol en Monterrey. Sugieren el cierre a las 4 de la mañana, no a las 2, como dice el reglamento. Aunque con reglamento y sin él, muchos “antros” cerraron a las 6 durante años, si es que cerraban.

Lo interesante es que el debate legislativo lo abre Acción Nacional, con un argumento bastante curioso. Según el diputado local Enrique Barrios, los jóvenes tienen otro ritmo de vida. Esto supone que tienen otros horarios. Para el diputado panista, hay que ampliar los horarios de los “antros” para que los jóvenes puedan divertirse y/o emborracharse en un horario propio de su nuevo “ritmo de vida”. Lo curioso es que durante décadas los horarios laborales y de los centros educativos no han cambiado. Habría qué ver cuál es el factor social que ha forzado a los jóvenes a cambiar ese “ritmo de vida”, o si sólo les da pena divertirse a la hora en que la mayoría de la gente trabaja o descansa. Aunque hay que decir que ni los jóvenes ni los ciudadanos en general de Monterrey han hecho manifestaciones para exigir ampliar horarios… Al menos todavía no.

Más curioso es que Barrios, con el aval de la dirigencia local del PAN, apresure el debate y la revisión de la Ley de Alcoholes para este diciembre, precisamente cuando es temporada alta para los empresarios del ramo del entretenimiento y diversión nocturnos.

ENFOQUE MONTERREY en Radio Beat, 90.1 FM
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