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Escases de huevos

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Por Oziel Salinas:

El mal de la gripa aviar, ese mal que ataca a las gallinas, al parecer ya está controlado, sin embargo, nos preocupan  algunas cosas que aún  persisten en nuestra sociedad.

Preocupa la existencia de ese movimiento que nace de la violencia verbal de una chusma enardecida  de estudiantes de la Ibero, cuando visitó su plantel educativo el entonces Candidato, y ahora  Presidente Electo, Enrique Peña Nieto.

Cuando el Presidente del PRI, Pedro Joaquín Coldwel aseguró que la agresión a Peña Nieto se debía a “posibles infiltrados”, los estudiantes de inmediato publicaron por Internet sus rostros y su credencial de estudiantes de ese plantel educativo, mostrando así a la sociedad que ellos, sin intervención de ajenos, habían corrido al Candidato del PRI a la Presidencia de la República.

Al día siguiente, en su noticiero, Ciro Gómez Leiva halagó “la valentía” (léase, los huevos) mostrada por  esos estudiantes; algo que  demostraba  civilidad y estatura social.

Eso los llevó a salir a la calle para demostrar no sólo su ODIO hacia Peña Nieto – a quien consideran “producto chatarra”-  (calificativo de AMLO) de Televisa y otros medios; cuando anhelaban, según una de sus pancartas, “el regreso de Aburto” (sic). Así nace el #yo soy 132.

En ese primer encuentro con Peña Nieto,  de no hallarse acompañado por las autoridades universitarias, lo hubieran vejado, como lo hicieron más tarde con el periodista Carlos Marín cuando transitaba por la calle aledaña a su lugar de trabajo.

O bien  cuando fue atacada la camioneta  del Candidato del PRI en un mitin en Querétaro, o cuando lo perseguían por toda la República queriendo agredirlo, sin éxito.

Después, los del #soy 132 salieron  a las contaminadas calles de la capital, lanzando  consignas, nacidas todas en el odio transmitido por el Ayatolah de Tabasco. No cesan en manifestarse por todo, acompañados por los eternos profesionales de manifestaciones callejeras que abundan en el D, F.

Recientemente, cuando la periodista Adela Micha se presentó ante el Congreso Local de Veracruz para recibir un Doctorado Honoris Causa de la Universidad veracruzana, fue agredida por estudiantes que dijeron pertenecer al movimiento #yo soy 132, quienes le lanzaron algunos huevos.

Si AMLO hubiera aceptado el resultado de la elección presidencial, nada de esto hubiera sucedido, fue su falta de huevos lo que lo hizo inconformarse y montar el circo que montó, deschavetando – a su paso – las mentes de muchos que lo siguen como fieles fanáticos que lo hacen parecer gurú indio.

Toda esa parafernalia de odio y crispación sembrados, ha calado fuerte en algunos sectores de la población. Los medios, siempre atentos a lo que es noticia, se encargaron de esparcir sus marchas por todos los confines del país.

La cobardía mostrada por AMLO, al no evitar que la violencia se esparza, huele a fascismo hitleriano. La diferencia es que el déspota y genocida alemán si tenía bastantes; mismos que   el Ayatolah del sureste carece.

Porque tirar el lancetazo verbal en búsqueda de apoyo y después no condenar éstos hechos es muestra de cobardía. Él dice: “yo jamás he azuzado a nadie; son muestras de repudio hacia quienes tienen sometido al pueblo y quieren eternizarse  en el poder” (sic).

Quien lanza consignas denigratorias hacia un individuo, o un Partido Político, escudado en multitudes, muestra su “falta de huevos”; y ahora amenaza con seguir en una nueva aventura (MORENA) en búsqueda del poder, sembrando odios y crispaciones por confines de la Patria.

Veo en AMLO un cínico cobarde. Las airadas multitudes lo siguen (como siguieron en su tiempo a Hitler) porque lo creen un nuevo Mesías reivindicador de las causas justas.

Es su falta de huevos lo que mana de sus ardientes discursos que destilan envidia, odio y crispación.

Es el mismo que aseguraba ser un ente de paz y amor al prójimo. ¿Se acuerdan?

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