Alguna vez un par lectores criticaban mi soez vocabulario para referirme a Pedro Salgado como “Pedrito” en forma despectiva, peyorativa, por ser hermanito de Zeferino, cuando éste había concluido su mandato como alcalde de San Nicolás y el otro dejaría el escritorio de la PROFECO que había heredado del hampón Alejandro Herrera.
A “Pedrito” el deshonesto lo etiqueto en la lista de los tontos corruptos que quieren aparentar ingenuidad aparte de frivolidad, como Adalberto Madero que valiéndose de su discapacidad lingüística insistía en aparecer como retrasado siendo más astuto que una zorra.
Ya es del dominio público de la francachela administrativa que estuvo a punto de cometer el alcalde al asignar un contrato por 428 millones de pesos a un pelafustán roba coches que habrá que explicar por qué anda libre cuando el proceso que se le abrió cuenta con los ingredientes necesarios para ser considerado grave, pero ese es otro boleto que le corresponde al Procurador Adrián de la Garza.
Lo que realmente me irrita amén de la intención de saquear las arcas municipales son los argumentos de defensa del pretenso delincuente, porque primero se le otorga el millonario contrato a la propuesta más elevada, segundo con una acta constitutiva “patito” concursan y no existe domicilio fiscal auténtico, ni cuenta de cheques autorizada, mucho menos historial de referencia prestigiada dado a la importante cantidad de dinero concursada.
Por una razón elemental basta con darse cuenta que la empresa Tecno Bombas por lógica simple su giro debe ser ese, como si “Frutería El Repollo” cotizara en la construcción de un helicóptero simulando estar en el negocio de Bombardier.
Sigue con las excusas estúpidas:
“No lo conozco, ni hay relación con este señor”… ¿Desde cuándo los pillos tiene que ser amigos para asociarse para defraudar y qué ¿no hay negociadores para que recojan el maletín y entregarlo a la superioridad?
Dice, “Se obró de buena fe”. La administración pública no tiene connotación religiosa ni de culto ni de adoración “Pedrito”, los números los asiste una ciencia exacta.
“No he determinado sancionar a los funcionarios involucrados porque se obró de buena fe, sin dolo, fue la falta de experiencia, capacidad, atención y hasta de tiempo para supervisar los antecedentes de la empresa”. Si un concurso de esa magnitud no se revisa, imaginen ustedes los demás. Sin palabras.
Todo esto lo dijo con voz entrecortada entre sollozos que seguramente los ciudadanos de San Nicolás le creerán y me vino a la mente la sanguinaria hiena que sin ninguna razón se ríe cuando está a punto de quitarte la vida, o en las lágrimas de un cocodrilo.
Usted sabe si le acepta el lamento a la sinvergüenza plañidera.
