La reunión de Rodrigo Medina con alcaldes electos fue un acto importante e interesante. Importante porque es una rara oportunidad para tener todos juntos a quienes probablemente se pasen tres años separados. Interesante porque de su respuesta a la convocatoria del Gobernador para trabajar en unidad, depende mucho como les vaya a los ciudadanos que van a gobernar.
Es mucho decir que fuera una reunión de trabajo. Si acaso, fue un momento para que el gobierno estatal planteara sus condiciones de trabajo, y que además detectara qué tan dispuestos están los ayuntamientos para aceptarlas.
El argumento oficial de ser algo así como amigos no pasa de ser un simple recurso de oratoria. En política, en la política mexicana sobre todo, no hay amigos, hay intereses. Ni siquiera las afinidades partidistas valen a la hora de recibir un beneficio personal. Así es que, descartemos desde ya alcaldes amigables entre ellos y con el gobierno estatal.
Es obvio que el gobierno estatal tiene la sartén por el mango, después de todo es gestor importante de recursos y obras de infraestructura. Incluso si los propios municipios hicieran gestoría directa con la federación, no hay que olvidar que la próxima administración federal será de extracción priísta, del mismo origen que el gobierno estatal. Además, ya se sabe que hay una buena relación personal entre el gobernador y el todavía presidente electo. Así las cosas, la gestoría estatal cobra especial importancia.
Este punto de los recursos federales es muy importante. Siempre lo ha sido, pero esta vez tiene además un plus político. Ayer, el gobernador volvió a justificar la ofensiva deuda que padecemos los nuevoleoneses. Insistió en que hay falta de equidad en las participaciones federales a Nuevo León.
El argumento es delicado, porque se esperaría que ahora, con un presidente afín, el clamor estatal fuera escuchado. De no ser así, habría que buscar un pretexto nuevo para el excesivo endeudamiento en el futuro. Además, ya no va a ser conveniente echar culpas al gobierno federal si la situación local de inseguridad no mejora. Sería, como dice el refrán, como escupir al cielo.
Un tema prácticamente ausente de esta presunta reunión de trabajo fue el más delicado en todos los sentidos: la corrupción. Hace unos días, el Instituto de Estadística y Geografía, dio a conocer datos muy interesantes acerca de la percepción que tienen los ciudadanos sobre la corrupción. Según esos datos, la gente ubica muy bien a los personajes más corruptos. Quién sabe si usted coincida, pero una gran cantidad de mexicanos dicen que los más corruptos son los policías, los políticos y los agentes del Ministerio Público.
Una buena reunión de trabajo, de verdadero trabajo, hubiera sido precisamente para ponerse de acuerdo para abatir esa percepción. Hasta ahora, los intentos por combatirla han sido más bien aislados, sin continuidad y sin eficacia. Esa asignatura siempre queda pendiente.
Más que buscar que alcaldes y funcionarios estatales trabajen como amigos, es más deseable que trabajen como personas honestas. En estas circunstanciaras, que sean amigos, no sirve de mucho a los ciudadanos, porque los percibirán como una pandilla en el poder. Es más importante que busquen la amistad de los ciudadanos. Y erradicar la corrupción sería una buena manera de lograrlo.
Además, sin corrupción, el gasto público funcionaría mejor… Porque nada le quita a la gente de la cabeza, que mucho dinero de esa pesada deuda que se adquirió, se ha ido felizmente a los bolsillos de unos cuantos vivales.
