No tenemos derecho a seguir haciéndonos pendejos o, peor aún, aceptar que los que nos gobiernan nos hagan pendejos.
La piedra angular del informe de Claudia Shenbaum a menos de un año de su ejercicio, es falso de toda falsedad. “Nos va muy bien”, repite, y remata “nos va a ir mejor”. Absolutamente falso. Un país que heredó con una super deuda externa y otra interna, con un crecimiento económco merodeando el cero, y una inflaciónn galopante, que ya va a llegar al cuatro por ciento, no puede creer esa patraña. Además inseuro, en manos del narco y los oros delincuentes, sin medicinas, ni escuelas dignas, o puede estar bien.
A mí me edad ya no me puedo permitir errar al evaluar una situación y esperar que su desarrollo vaya de una manera y no de otra. Tengo para mí, que México está en el pináculo de una curva ascendente histórica, a punto de hacer crisis y caer en picada y con realismo retomar el rumbo hacia una nueva realidad, que todos queremos mejor.
El tobogán de acontecimientos a los que nos han lanzado los once meses del segundo piso del que habla la señora presidente Sheinbaum, parecen haber llegado al punto de no retorno. Especialmente, luego de las revelaciones de la enorme conspiración desde el poder moreno que hace aparecer a los grandes delincuentes mexicanos del pasado -excepto los capos del narco- como aprendices.Eso que llaman vagamente el huachicol fiscal multimillonario de abundantes tentáculos.
¿Qué quiere decir huachicol, a qué se refieren con el huchicol fiscal? Por lo que sabemos, una pandilla de bandidos, insertada en la secretaría de Marina y en el negocio de las gasolineras, compraban combustibles -que México no produce suficientes- en Texas, lo metían de contrabando en cantidades descomunales y lo vendían a las estaciones expendedoras.
El asunto comienza precisamente ahí, en la nomenclatura: el asunto es que nuestro país, a partir de este momento ya no puede seguir creyendo palabras huecas y trucos semiológicos imbéciles. México ya no puede ser un país en el que las inundaciones urbanas se llamen encharcamientos, el descarrilamieto de un tren incidente vial, el suicidio de un criminal en grado de sospecha la aparición de un cuerpo sin vida, los baches en Paseo de la Reforma bordos lamentables, los delincuentes arrestados reducidos a pedro “N” y Juana “N”, mientras sus víctimas siguen siendo expuestas al escarnio público.
No es posible que un deficiente, anquilosado y muy probablemente corrupto sistema judicial sea suplantado por uno que llega a su puesto por la vía del fraude electoral y con la casi absoluta falta de preparación, experiencia, práctica y equipo humano (porque todo el andamiaje que hacia la chamba fue despedido) para entre humo de copal y reverencias a Quetzalcoátl agilicen el rezago de los expedientes con procedimientos acelerados y sin fundamento, paara llenar la estadística.Yo creo que los mexicanos deben pedir la palabra.
Vamos llamándole a las cosas por su nombre. Por ejemplo, al paquete presupuestario del año que viene. No nos hagamos pandejos -que no nos hagan- diciendo que subiendo los impuestos al tabaco, los casinos y los refrescos van a solucionar los problemas de salud, ludopatía y obesidad de los mexicanos. Señora Seinbaum, diga la verdad: no tiene lana.
De eso, aquí el jueves.
PILÓN: PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no dejan entrar sin tapabocas): Será hoy jueves cuando me asome a ver en Netflix la serie de Luis Estrada “Dos Muertas”, que retrae a nuestro México la historia fabulosa de Las Poquianchis. Valga la ocasión, y la coincidencia del mes patrio, para deleitarnos con la prosa de Jorge Ibarguengoitia. Además de su novela sobre estas mujeres tienen que leer “Los Pasos de López” para que se enteren de lo picarón, y por tanto humano, que era el padre de la Patria.