El 20 de diciembre de 1989 los marines de los Estados Unidos invadieron Panamá con el definido y único objetivo de capturar a Manuel Antonio Noriega Moreno, mandamás militar del país, y por muchos años pagado por la CIA para que le proporcionara información sobre Cuba y los sandinistas.
Se trataba de llevar a juicio en Florida al ya deshechable servidor, de quien el gobierno americano sabía trabajaba también para el narcotráfico del cartel de Medellín. Dicen que Roosevelt nunca dijo de Somoza -vecino de Noriega- la famosa frase de “sí, es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”. Es de las frases que dejan huella.
El “cara de piña”, como se le llamaba a Noriega, se escondió con la ayuda de una su amante en una iglesia.La inteligencia militar rodeo el templo y tres días con sus noches puso a todo volumen su selección de música de heavy metal, con grandes bocinas. No aguantó el cura cómplice, quien lo convencio a que se entregara; fue condenado en Miami sucesivamente a 40,30 y 20 años de cárcel. Luego los gringos accedieron a mandarlo a Francia para otro juicio pendiente que le rindió una pena menor. En el 2011 salió de la prisión de La Santé a su tierra, donde murió poco después a causa de un tumor inacraneano.
El primero de mayo de 2011, tiempo de Washington, el presidente Barack Obama dio a conocer que los militares de su país habían localizado, sitiado y dado muerte al terrorista más famoso de todos los tiempos, Osama Bin Laden, supuesto cerebro y mando de la operación que destruyó las torres gemelas de Nueva York diez años antes, en noviembre del 2001. Lo encontraro en una casa fortificada en Abbittabad, Pakistán, a 50 kilómetros al norte de Islamabad, defendido por la última de sus siete esposas. Nunca se mostró el cuerpo del terrorista. Obama dijo que se le hizo un funeral acorde con su fe y que su cadáver fue tirado al mar de Arabia.
Este y otros casos vinieron a mi memoria a propósto del desplazamaiento naval de los Estados Unidos en el mar Caribe, frente a las costas de Venezuela.
El objetivo del presidente Trump es ahora, aparentemente, Nicolás Maduro. Según la Casa Blanca es un inegrante del narcoráfico que está matando con su dorga de contrabando a los jóvenes de los Estados Unidos.
Tal vez los mexicanos debiéramos mirarnos en ese espejo.
La adminisración Trump considera a las pandillas de narcotraficantes latinoamericanos comoorganizaciones terroristas, que pueden ser perseguidas por los Estados Unidos or tierra, mar y aire.
Como el cartel de Sinaloa y el de la nueva generación de Jalisco.
Cuídate Juan que ya por ay te andan buscando, dice el corrido del charrasqueado.
PILÓN: PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no dejan entrar sin tapabocas): En el asunto de la operación conjunta de México con la DEA, al ver las contradictorias versiones, sólo podemos concluír que alguien está mintiendo.
O, que los que mandan no saben lo que está pasando.
Honestamente, no sé qué es peor.