Rayados volvió a decepcionar. Cayó 2-1 en el infierno de Toluca y, aunque el global fue 4-4, quedó fuera por posición en la tabla. ¿La razón? Una suma de errores previsibles, repetitivos y vergonzosos. Lo de hoy no es mala suerte. Es el resultado lógico de un proyecto roto.
Martín Demichelis no tiene idea de cómo plantear partidos de liguilla. Rayados no sabe sostener ventajas, no sabe cerrar partidos, no sabe defender. Tuvo superioridad numérica desde el minuto 23, aun así, su equipo fue superado táctica y mentalmente por un Toluca que, con menos hombres, supo resistir, golpear y eliminar. Lo de Demichelis es incapacidad total.
La defensa es un chiste repetido. Lentos, mal posicionados y superados constantemente. El gol de Alexis Vega es una postal del desorden: nadie sale, nadie cierra, nadie manda. Y el segundo tanto, con el equipo desbalanceado pese a tener un hombre de más, es una burla al trabajo táctico.
Esteban Andrada, otra vez, apareció para quedar retratado. Su pésimo achique en el segundo gol y su nula capacidad de liderazgo en el fondo son síntomas de un portero que lleva meses desconectado del nivel que se espera en esta institución. Cuando más se le necesitaba, volvió a fallar.
Y por si algo faltaba, el principal responsable, José Antonio Noriega, sigue desaparecido. Corrió a Vucetich con el argumento de buscar un “proyecto ofensivo”, apelando a las famosas “formas”, y lo único que ha entregado es humo. Respaldó a un técnico sin experiencia en México, sin capacidad de reacción y sin liderazgo.
Rayados tenía todo para avanzar: ventaja en el global, superioridad numérica y una plantilla millonaria. Aun así, quedó eliminado. ¿Qué más evidencia se necesita para entender que este proyecto está podrido desde la raíz?.
Esto no es una eliminación más. Es la confirmación de un fracaso anunciado, firmado por Demichelis y avalado por Noriega.