En España le llaman Tiovivo a los carruseles de caballitos de madera que suben y bajan, y existe una historia sobre el llamarles Tiovivo.
En el cálido julio de 1834, una epidemia de cólera afligía Madrid. Entre las víctimas se encontraba Esteban Fernández, cariñosamente llamado el Tío Esteban, dueño de un carrusel en el Paseo de las Delicias. Su fallecimiento entristeció a niños y adultos, pero el Tío Esteban tenía una última sorpresa. Mientras lo llevaban al entierro, salió del ataúd exclamando: “¡Estoy vivo!”.
La noticia se propagó, y su carrusel pasó a llamarse “Tío Vivo”.
Esta historia encantadora dejó una huella imborrable, y así, el término se adoptó para referirse a las atracciones de feria.
¡Animo ya es miércoles!