
Ante una determinada situación o frente a dos teorías, la solución más simple suele ser la más acertada. Esta es la explicación de la navaja de Ockham o principio de parsimonia atribuido al fraile franciscano y filósofo Guillermo de Ockham. La idea sobrevive desde la época de Aristóteles, quien planteaba que la perfección era igual a la simplicidad, esencial para la construcción de decisiones.
En realidad, es un principio de economía y metodología que establece que: “En igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más probable”. Dicha reflexión reduccionista, prioriza lo sencillo frente a lo complejo a la hora de resolver un problema.
El mismo Ockham enunciaba que la pluralidad no debe de postularse sin necesidad, esto es, que las explicaciones para resolver una teoría o un problema no debe de multiplicar las causas sin que exista necesidad, ya que en la mayoría de los casos podrán resolverse con teorías sencillas y no complejas.
Ha sido una herramienta útil para establecer ideas iniciales en determinadas disciplinas, como en macroeconomía, en estadística, biología o medicina, aunque en algunas ocasiones es necesario incorporar más evidencias para encontrar una explicación adecuada.
Se puede aplicar en la ética médica, tal y como a enseñaban lo viejos médicos clínicos, quienes conocían a fondo el paciente, es mejor un diagnóstico para explicar la enfermedad en vez de dos diagnósticos.
Ejercer dicho principio tanto en medicina como en política es indispensable. En medicina casi ha desaparecido la relación médico-paciente, como en la política la relación gobernante y gobernado se ha visto disminuida. Repensar lo dicho por el fraile franciscano seria lo prudente. Sea por incompetencia o por falta de ética tanto doctores como políticos se han alejado de dicho principio.
En política se atenta contra la población por falta de lealtad hacia el pueblo, incluida por razones económicas o por amiguismos. En los políticos contemporáneos el mensaje está vigente. Tanto así que algunos políticos se alejan del principio y buscan más de una explicación para un problema regularmente sin malas intenciones. Otros por falta de preparación o motivaciones económicas, se alejan de la explicación más sencilla y optan por hacer estudios a fondo sin resolver el problema.
La navaja de Ockham es filosa y corta profundo. Estudiarla evitaría muchos errores. Imaginar no cuesta, sería ideal poder colocar la navaja atrás de los escritorios de los políticos. Independientemente del PRISMA con el que se vea.
Cajón de sastre: Para quien gusta del cine, El nombre de la rosa, es La novela del autor Umberto Eco llevada a la pantalla en la década de los 80´s, en donde el personaje principal es Guillermo de Baskerville (Sean Connery) quien utiliza el método científico y el razonamiento deductivo.