El exgobernador del Estado Fernando Canales Clariond en agosto de 1999, alborotó el cotarro político, al declarar que el gobierno estatal tomaría medidas drásticas, como la retención de impuestos, si el gobierno federal no aceleraba la asignación de recursos para las obras de drenaje pluvial de Monterrey.
Este proyecto de rebeldía de Canales encontró eco en sectores de la población, cansados del trato injusto que da la federación al Estado, uno de los que más recursos aporta para el gasto público en México; líderes políticos y empresariales se mostraron partidarios de la medida y además apoyaron al gobernador en su lucha contra los tecnócratas de la Secretaría de Hacienda.
Se escucharon voces de que se trataba de romper el pacto federal y el convenio de coordinación fiscal, dos entes, que, como monstruos de terror, se sacan a relucir cuando hay un reclamo de esta naturaleza.
No era un divorcio del gobierno federal, tan sólo un llamado de alerta, para exigir un trato más justo, para poder emprender obras de envergadura, porque el peso de la gran deuda contraída por administraciones anteriores impedía su realización.
Cuando se habla de federalismo se resaltan sus aspectos doctrinales y filosóficos: El principio de la soberanía se explica casi siempre de acuerdo con las doctrinas de Juan Jacobo Rousseau, no obstante resultar muy violentas para revelar de manera adecuada la doble soberanía existente en los estados federativos; en México, no son las doctrinas las que imponen la forma federal, sino los hechos históricos desencadenados en forma inesperada, hasta para los propios protagonistas.
El Padre Mier en su famosa Profecía previó los problemas por los que pasaría nuestro país al adoptar una república federal como la norteamericana, él pidió una federación más laxa, el tiempo le dio la razón. Los partidarios de la república central pedían un estado indivisible, cuya metrópoli se encargara del derecho de regir a todas, donde se ejerciera en un centro, todas las funciones de la soberanía y una unión compacta en todos los ramos de la administración.
Con el paso del tiempo y a la luz de los acontecimientos históricos, tal parece que se aceptó la república federal en la teoría, pero en la práctica predominan los principios de una república central.