13.4 millones de personas salieron de la pobreza, con el modelo de desarrollo de la IV T, encabezado y delineado por el presidente Andrés Manuel López Obrador. Ningún régimen de la posrevolución, ni los anteriores, habían logrado esa hazaña. Incluso países desarrollados, o en vías de serlo, no han querido encontrar el esquema gubernamental para combatir los conglomerados de pobres que tienen en sus sociedades.
Sobre todo, porque la mayoría giran en la órbita ideológica de Washington, que sólo produce atraso, dependencia, explotación y miseria en las comunidades latinoamericanas.
El neoliberalismo, nos fue vendido por los teóricos estadounidenses, e ingleses, como la receta infalible para gobernar y proporcionar equilibrio a los mercados y por ende al entorno social. El mercado se convirtió en la nueva deidad; el estado, en enemigo de los mercados y de los mercaderes; los salarios fueron considerados factores inflacionarios y depredadores de las ganancias de los capitales; los créditos para el estado eran vitales para el crecimiento -sobre todo el empresarial- y como tal considerados como una herramienta vital para el despliegue de los mercados, no del bienestar común.
Los trabajadores, fueron calificados como enemigos del mercado; por ello, se erigieron en adversarios mortales del nuevo dios por lo que sus profetas en su defensa crucificaron a los apóstatas.
Muy pocos contradecían esas falsedades que pronto se convirtieron en una poderosa cosmogonía.
AMLO y la IV T, mandaron al diablo todos esos principios neoliberales.
Los neoliberales mexicanos, auguraron un desastre del lopezobradorismo. Educados en universidades extranjeras, creyeron que sus doctrinas eran la solución a todos los desafíos económicos del país.
Predijeron el colapso de la economía.
Auguraron el disparo del dólar sobre el peso.
Aseguraron la inviabilidad del sistema de las políticas sociales. (No hay dinero que alcance, decían).
Veían una inflación galopante por los aumentos salariales. (Durante los gobiernos de la IV T, se han incrementado los salarios un 280 por ciento. Sí: 280 por ciento, con índices inflacionarios normalmente manejables).
Avistaron la fuga masiva de capitales nacionales y extranjeros. (Al contrario: cada día, se suman más países que apuestan al desarrollo del país; y los inversores nacionales, están más prósperos que nunca).
Con el padre del neoliberalismo mexicano, el presidente Carlos Salinas, más de 30 millones de mexicanos se hundieron en la pobreza. Con Zedillo, Calderón, Fox y Peña, muchos de ellos, fueron lanzados a la pobreza extrema.
El dolor en la nación era grande.
¿Se ve la diferencia?
Y todavía, hay gente que quiere cambiar camino por vereda.
