“Cuanto se hace con prisa queda enseguida pasado
de moda; por eso nuestra civilización industrial
moderna ofrece tan curiosas analogías con la barbarie”
Gilbert Keith Chesterton
No dejan de tener algo de razón quienes critican los nuevos sistemas de pago a través de aplicaciones, mediante tarjeta o transferencia y todas esas lindezas de las que el mundo moderno está lleno.
Y es que existe un importante y nutrido grupo poblacional que no le sabe, no le entiende, no las utiliza, no tiene la menor idea y tampoco desea aprender nada sobre las modernas “aplicaciones”.
Porque en muchos de los casos estas personas han sido víctimas de fraudes y estafas, les han clonado la tarjeta en la que reciben su pensión y los han dejado sin quinto, de manera que pedirles que aporten sus datos a través de una página o mediante un SMS, es ponerlos a dudar.
En el caso de los parquímetros regiomontanos, existe la posibilidad de pagar en efectivo en negocios afiliados; el problema es que te encuentres uno de esos negocios cerca porque, como ya dije, son personas mayores y eso de caminar 80 metros o más para ir a un negocio a pagar, que no se te olviden todos los datos que se requieren, ir pronto porque llega el inspector, para luego desplazarte a donde vas, es una odisea, eso sin contar si que ya por fin pudiste encontrar un sitio dónde estacionarte.
Más difusión y opciones se hacen necesarias. Tal vez tarjetas de prepago con códigos impresos y lectores en los tótems de parqueo, pudiesen ser una opción.
No es mi caso, tengo la fortuna de haber podido ir aprendiendo sobre nuevas tecnologías a pesar del vertiginoso ritmo de nuestro tiempo, pero a cada paso me encuentro con personas que repito, no le saben, no le entienden y no tienen ganas de aprender y para ellos sí significa un problema.
Alguien tendría que pensar en ellos.