“La vanidad hace siempre traición a nuestra prudencia y aún a nuestro interés”
Jacinto Benavente
No hay duda, el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra y que no es capaz de aprender en cabeza ajena.
Desde hace años se ha venido alertando a la población sobre los cirujanos plásticos “patito”, esos que dicen realizar “milagros” a un bajo precio. El primer caso sonado que recuerdo data de 1997 cuando una liposucción a la actriz y cantante Lucha Villa se complicó y la dejó con secuelas neurológicas que acabaron con su carrera.
Como el de la cantante chihuahuense se han dado otros trágicos casos en los que las pacientes han quedado sin vida a manos de un presunto médico que no está capacitado para realizar intervenciones quirúrgicas.
El error es casi siempre el mismo: un precio de oferta. En el caso de la más reciente víctima baste saber que pudo obtener los recursos necesarios para el procedimiento mediante una tanda de cirugías… ¿una tanda de cirugías?
Mercaderes de la medicina, delincuentes sin escrúpulos que se aprovechan de la vanidad.
La prudencia, esa señora tan sabia, debería tener más presencia en las alocadas mentes de quienes ponen en riesgo hasta su vida, con tal de verse bien.