“El derecho y el deber son como las palmeras:
no dan frutos si no crecen uno al lado del otro”
Félecité de Lamennais
Excelente iniciativa del alcalde Adrián de la Garza el de montar un centro de atención a los migrantes y brindarles apoyo y asesoría.
Sin embargo, antes de avanzar en la ayuda que requieren los desplazados de otros estados y países, sería ideal el reflexionar sobre los derechos de los habitantes de la ciudad, no con el ánimo de exigir un trato diferenciado, pero sí el de que nuestras autoridades actúen con justicia.
La mayoría de esos migrantes no tienen empleo ni un lugar donde vivir; se han instalado “a la brava” en casas deshabitadas y terrenos y como tampoco tienen empleo, viven como pueden y en ese “poder” muchos son rateros y ladrones.
Desde hace casi un año tengo de vecinos a un grupo de esas personas que han sembrado el terror y asolado la zona de la Plaza de la Luz; en tres ocasiones han iniciado incendios en el predio que ocupan ilegalmente y es vox pópuli que han cometido robos en el sector; de ese sitio la autoridad no los saca porque a decir de uno de ellos “tienen permiso del dueño”, aunque nunca muestra un documento que avale su palabra.
Y es aquí donde empieza el conflicto de los derechos humanos.
La autoridad no los desaloja porque entre ellos hay una mujer y cuando eso ocurre, están obligados a supervisar a dónde irá a vivir esa persona.
Visto así, los derechos humanos de los paracaidistas son superiores a los de los vecinos que ya están hartos de la basura, los incendios y los robos. La palabra, que no la ley, de ellos vale más que los argumentos de los afectados.
¿Por qué no pensar que antes de otra cosa, la autoridad en todos sus niveles monta un macrorefugio en la vieja estación del ferrocarril que no tiene ningún uso y en ella instala a los migrantes que ocupan de manera ilegal predios o viven debajo de puentes? ¿No será más sencillo brindarles apoyo, asesoría, ayuda y demás en un solo sitio en lugar de esperarlos en unas bonitas oficinas en la colonia María Luisa?
Tienen derechos no hay duda, pero los ciudadanos que cumplimos con nuestras obligaciones ante el Municipio, el Estado y la Federación también los tenemos. Sus derechos no pueden, ni deben, estar por encima de los nuestros, como tampoco los de nosotros arriba de los de ellos.
Justicia es una palabra que en la actualidad resultad difícil de ejecutar para muchas de nuestras autoridades que se autolimitan y detienen por temor a ser criticados o meterse en problemas.
Ahí está la propuesta, a ver si hacen algo con ella.