A estas alturas de la partida, importa muy poco si don Adán Augusto López Hernández sale de su escondrijo, concede entrevistas o emite boletines de prensa, con abudancia en cifras porcentuales sobre la disminución de la delincuencia durante su mandato como gobernador de Tabasco, de 2018 a 2021; de ahí salió para ser secretario de Gobernación de López Obrador.
El hoy senador, y hasta ayer pastor de los senadores que el gobierno de Lopitos puso en el Congreso con la etiqueta de Morena, Adán Augusto es el eje en torno al que se desarrolla la primera crisis mayor dentro del movimiento, que se hace pública. Una crisis que pone al descubierto que la llamada unidad interna de los morenos es puro jarabe de pico, como es divisa de este cuerpo político, epecialmente desde el poder.
Jarabe de pico fue la supuesta baraja de seis ases para la nominación de Morena a suceder a Lopitos. El entonces presidente sólo tenía una carta en cada manga para encargarle su despacho: Adán Augusto y Claudia. Aún con cierto arrastre, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal fueron incluidos en el cartel de la arena como “peleas de relleno”, que dirían los promotores de boxeo; cuantimás los impresentables Gerardo Fernández Noroña y Manuel Velasco.
Seguramente, sólo Andrés Manuel sabe qué le hizo confiar más en Claudia Sheinbaum para que prolongara su manadato, que en su paisano y hermano del alma Adán Augusto. Lo cierto es que la decisión dejo una zanja abierta dentro de Morena entre la capitalina y el tabasqueño y sus respectivas pandillas.
De manera sorpresiva, cuando el gobierno de México se encuentra esquivando los cotidianos mandarriazos verbales de Donald Trump, nos enteramos -y la señora presidente lo confirma- que desde enero un tal Hernán Bermúdez Requena cuenta con orden de aprehensión y anda prófugo de la justicia mexicana. Tal vez esté en Brasil, luego de haber huído a España, y la Interpol emitió una de las más de seis mil fichas rojas que andan por el mundo, para que sea capturado.
Hernández Requena fue director de seguridad en el estado, mano derecha del gobernador López Hernández y está acusado de ser el creador y cabecilla de “La Barredora”, sucursal tabasqueña del criminal cartel Jalisco Nueva Generación. ¡Sopas!
La Interpol, coalición de las policías de 196 países, emite la llamada ficha roja a petición de uno de sus países miembros. En este caso, el gobierno de México. Ese pequeño detalle convierte el caso en detonador político, dado el antecedente de García Luna, superpolicía en el gobierno de Felipe Calderón, hoy preso condenado a 38 años de cárcel en los Estados Unidos por delitos semejantes a los de Hernández Requeña, y tópico favorito del papá de Andy, con el subrayado de que Calderón necesariamenete estaba al tanto de las tropelías de García Luna. Por lógica, debe asumirse que Adan Augusto conocía y encubría los delitos de Bermúdez Requena.
Si Hernán es la ficha roja, Adán Augusto es la ficha azul, según el grupo español Parchís y su canción. Hagan su juego, señores.
PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no dejan entrar sin tapabocas): Los habitantes de la zonaa metropolitana de Monterrey que carecen de automóvil, pierden entre cuatro y seis horas al día para trasladarse en el malabar de camiones y metro para trasladarse de su casa a lugar de trabajo o estudio y de regreso. Y el gobernador anda presumiendo tres líneas del metro que estarán listas para la inauguración de la Copa del Mundo 2026, a menos de un año de que ello suceda.