“Si no me agacho, me chinga”
El perico del chiste
El boxeo es un deporte de ataque y defensa y en el que tienes muchísimas más posibilidades de triunfar si sabes defenderte, que si sabes atacar.
Por lo anterior, una de las primeras lecciones que te enseñan en las escuelas de pugilismo es la de aprender a “leer” a tu oponente, anticipándote a cada golpe que lanzará, de manera tal que puedas esquivarlo y provocar que falle.
Por eso dicen que en el box “no hay que cabecear para el lado del golpe”, porque si no sabes “leer” y anticiparte, es bastante posible que te coloques en la trayectoria del golpe que te tirarán y con ello puedas perder el combate.
No se trata sólo de mover la cabeza, sino de también el cuerpo y al arte de doblar la cintura y esquivar los ataques del adversario se le conoce como “bending”.
En la vida y obvio en la política, es necesario trasladar esta enseñanza para poder sobresalir y sostenerte en la búsqueda de posiciones, aprender a hacer el “bending” es crucial en la descarnada lucha por posiciones políticas.
Campeón de la coyuntura, milagro de la política que sobrevive por sólo Dios sabe qué motivos, Waldo Fernández es una muestra diáfana de cómo cabecear para el lado del madrazo invariablemente… pero tiene tan buena suerte que se salva.
En su palmarés sólo hay victorias por default o por decisión muy dividida, no conoce el nocaut, Ha corrido con suerte en los saltos mortales que ha pegado de un partido a otro, pero eso no le garantiza el mantenerse con vida en sus próximos combates.
Ayer volvió a hacer de las suyas y sin necesidad alguna llegó a nuestra tierra a sembrar una bomba: anunció que el gobierno de la 4T analiza el regresar a los Poderes Ejecutivos la potestad de designar a los Fiscales hasta ahora autónomos.
Hasta el momento nadie en las cámaras o el partido a nivel nacional se ha pronunciado sobre el particular, pero Waldo ya soltó la especie y aseguró que en Nuevo León está más que justificado porque no ha visto avance con una fiscalía autónoma del Pöder Ejecutivo.
Al margen de que sea verdad o no o del punto de vista del legislador, lo que le debería preocupar a Waldo es lo que opina la gente y no hay que ser un genio para anticipar que si se realiza una consulta en nuestro entorno la negativa a volver al pasado ganará de calle.
Si Waldo quiere aparecer en las boletas para la siguiente elección, ¿por qué insiste en cabecear para el lado del golpe y ganarse más antipatías de las que ya tiene?
No le entiendo.