Después del mediodía del sábado, en un mitin de precampaña a cielo abierto y en una colonia cerca del aeropuerto El Dorado, de Colombia, hablaba el precandidato a la presidencia por el partido Centro Democrático, Miguel Uribe Turbay. Hay más de diez adelantados para las elecciones, que serán el año próximo.
El también senador, de 39 años, padre de una niña de cuatro, había comenzado una frase, hablando de la salud mental. “El principal problema de Bogotá, de Colombia….
No concluyó la frase. Se escucharon seis balazos; dos de ellos hicieron blanco en el político, uno en la cabeza. Dos personas más fueron heridas.
Cierto, el principal problema de Colombia, de toda nuestra América, es la violencia. El perverso espíritu de la muerte de Luis Donaldo Colosio permanece y frecuentemente pica y se extiende.
En Colombia, entre 1986 y 1990, cinco aspirantes a la presidencia del país fueron asesinados. En México, un día sí y otro también nos enteramos de un atentado a presidentes municipales, hombres o mujeres, a sus secretarios, acompañantes o escoltas. O a muchas personas vinculadas o pertenecientes a esferas importantes de poder. Lo mismo en Michoacán que en Linares, Nuevo León, o en la mismísima calzada de Tlalpan, en el Distrito Federal. Asunto que ya también se nos olvidó, o hay quienes se benefician de nuestro olvido. La América bronca está despierta y más activa que nunca.
Hasta donde llega la informacion, el senador Uribe está pasando por el perído crítico. Si amanece hoy lunes en mejoría, ya la libró. Se especula que el origen del atentado tiene que ver con los sucesores de Pablo Escobar, narco mayor de por allá. No sería extraño; Diana Turbay, periodista y madre del político, fue asesinada en 1991 por “los extraditables” de Pablo Escobar Gaviria, después de haber estado cinco meses secuestrada. La mataon de balazos por la espalda cuando los secuestradores fueron ubicados.
El caso de este senador atacado tiene otra peculiaridad de importancia. Su agresor, que fue herido por los encargados de la seguridad de Uribe, está hospitalizado y preso. El asunto es que es un muchacho de 15 años; no hay certeza de que haya sido el único agresor, pero el tema del reclutamiento de jóvenes por el crimen organizado es una plaga que ya se avecindó en toda América Latina. Este atentado es un grito de alerta que no debe pasar inadvertido.
PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no dejan entrar sin tapabocas): Uribe Turbay es un político de derechas y abierto crítico del presidente Gustavo Petro, quien prontamente condenó el atentado y prometió, como es costumbre de nuesros políticos, una investigación “hasta las últimas consecuencias” caiga quien caiga para encontrar al autor intelectual de este crimen. Por cierto, el señor Petro se desdijo rápidamente de su afirmación anterior de que los militares colombianos trabajando para los carteles mexicanos en Michoacán eran militares de su país. Ahora dice que son retirados. Si hay aguna conexión enn estos dos casos, que lo averigüe Vargas.