Rayados gana, pero no convence:
Rayados venció 2-0 a Pumas y clasificó a la Liguilla, pero que nadie se engañe: este equipo sigue sin jugar a nada. La victoria fue más producto de los errores del rival que del mérito propio, y eso debería preocupar seriamente a quien aún cree que este proyecto tiene futuro.
Durante el primer tiempo, el equipo fue totalmente plano y predecible. El gol de Berterame al 58’ y el segundo de Deossa al 89’ apenas maquillan una realidad cruda: Rayados no genera fútbol, no impone condiciones y depende del chispazo o del error ajeno. La expulsión de Jorge Ruvalcaba al 75’ terminó por regalarle el partido a Monterrey, que, incluso con superioridad numérica, fue incapaz de mostrar dominio absoluto.
La afición lo sabe y lo siente. Los abucheos no mienten. No es una afición “tóxica”, como algunos simplifican: es una afición harta de que, con la nómina más cara del país, su equipo juegue a la nada. ¿Dónde está la idea de juego? ¿Dónde está el peso del plantel? ¿Dónde está el técnico?.
Martín Demichelis sigue sin darle forma al equipo. Y lo más preocupante es que este pase a la Liguilla, lejos de entusiasmar, acentúa las dudas.
Hoy Rayados no ilusiona. Rayados sobrevive.