“Ningún pueblo cree en su gobierno.
A lo sumo, los pueblos están resignados”
Octavio Paz
Buena la ha hecho Gilberto Lozano y mejor aún el Instituto Estatal Electoral.
Mira que avalar una consulta para saber si los nuevoleoneses estamos de acuerdo en independizarnos de México y crear un país aparte es simpática, por llamarle de algún modo.
Y es que no basta con la idea en si misma, porque para hacerla realidad se requiere de contar con las condiciones propicias y ahí es donde la puerca tuerce el rabo, porque estas no existen ni por asomo y se aprecia difícil que puedan darse de aquí al 2026, fecha en que los consejeros electorales aprobaron se realizara la encuesta para determinarlo.
Imagine que el asunto se da hoy, ¿quién conformaría un Congreso Constituyente? ¿Quién asumiría el mando del Poder Ejecutivo en tanto se organizan elecciones? ¿Cómo operaría el Poder Judicial? ¿Quién y cómo asumiría las funciones de las delegaciones del gobierno federal que hoy tenemos? ¿Instalaríamos volantas en las carreteras a manera de Aduanas? ¿Se exigiría visa para entrar a Nuevo León?
En medio del caos político en el que estamos inmersos, el asunto sería literalmente imposible.
Más allá de la vacilada de Lozano, que nos terminará costando dinero a los nuevoleoneses de alguna manera ya lo verá y que de conseguir 90 mil firmas nos llevará de nuevo a las urnas después de la elección de jueces y magistrados y un año antes de elegir gobernador, alcaldes y diputados, lo más complicado de todo es la falta de líderes que padecemos, que pudiesen aglutinar a su alrededor a un pueblo entero para encabezar esta lucha.
No me quiero imaginar el escenario, “¡Anda, ya somos un país independiente!”. La primera pregunta que todos nos haríamos sería: “¿Y ahora, qué hacemos?”.
Que Gilberto Lozano se aviente una puntada está bueno, pero que los consejeros del Instituto Estatal Electoral se la sigan, está para pensarse.