Soy de los acidulados exigentes que tienen poca paciencia para esperar resultados. En el mundo futbolero profesional contratan con gran publicidad a un jugador de renombre y al llegar, convocan conferencia de prensa, viste la camiseta y en compañía del presidente del club prometen maravillas que sin duda alguna, será buscando el campeonato
Inician entrenamientos, presentación de jugadores, nuevos uniformes, la temporada, y en los primeros encuentros el equipo no funciona empezando las criticas y las dudas sobre el refuerzo contratado. Las escusas que van de lo trivial a lo estúpido señalan: se está adaptando al clima de la ciudad, a la cancha y al nuevo estilo de juego, aparte de que su condición física se elevará a lo exigido para brindar el resultado que merece la afición
En la política suele ser la misma canción pero con diferente melodía. Un gobernante le dedica tiempo y espacio en su vida para alcanzar el puesto soñado y cuando logra el objetivo, resulta que es más difícil de lo que imaginaba, esto, reconocido por el bisoño Samuelito García que luchó por ceñirse el Bando Solemne, convertirse en gobernador y cuando llegó, no ha sabido qué hacer, decir o al menos cuando callar
Continuando con las odiosas comparaciones deportivas, el próximo encuentro del equipo añorado es en la ciudad X donde se juega en cancha sintética, está a mil quinientos metros de altitud y será a pleno medio día cuando el calor alcanza 32 grados y eso, es mortal para nuestros jugadores que están acostumbrados a otras condiciones. ¿Qué un jugador profesional no está acostumbrado a enfrentar todas esas vicisitudes? ¿Debiendo trabajar en el Polo Norte, Ecuador o la Patagonia? Así sea recién bajando del avión o descansando una semana
Siempre buscando el problema para la solución. Colita de caballo ya cumple ocho semanas en el trono que le fabricó cocodrilo y los más surrealistas pueden disculpar su morosidad, apatía o inocencia en muchos de los asuntos, que no son pocos, lo que no se puede soslayar es no rodearse de talentos e inteligentes consejeros que le hablen al oído y eviten que en su diarrea verbal siga sin dar buenas expresiones, porque el merolico al que sucedió, podría haber tenido muchos defectos, pero el manejo en la tribuna con su oratoria pueblerina le mantuvo a flote y a veces, hasta vitoreado
Los desafíos y estridentes retos queriendo exaltarse como la representante de un país bélico, poderoso, capaz de propinarle un “descontón” a una nación que con una cachetada nos deja para la basura, suena además de risible ridícula, porque eso de que aquí nada más mis enchiladas tienen queso, por dios Claudis, no puedo decirte lo que con frecuencia le decíamos los periodistas honestos a López presidente, con todo respeto, sin ofender, no mames
Existe una cita pueblerina de un policía iletrado de rancho en Gatos Güeros, poblado que presumía Piporro en sus andanzas musicales, decía que si el Río Bravo lo cambiaban a Yucatán pasaba a ser miembro del FBI y dejaba de ser sargento primero.
Los discursos escuchados a colita de caballo sin duda tienen tufo tabasqueño, pero no hay que confundir, hay algunos que se nos da la gracia, el salero y zalamería, pero no ha todos, y la niña de mis ojos debe entenderlo pronto, como eso de “cantarle un tiro” a los bolillos, ni que tuviéramos tantas huleras como para ganarles la primer batalla carajo
No somos más pequeños reconociendo nuestra dimensión y recuerda colita, lo que soberbios tiran, humildes recogen.
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