“Pin Pon es un muñeco,
muy guapo y de cartón…”
Canción Infantil
Alguien debería explicarle a Waldo Fernández que su estrategia de ándale pegando al “Pin Pon” e intentar pasar como “Paquito” aquel que decía que no iba a hacer travesuras, no le rendirá muchos frutos en su deseo por convertirse en candidato a gobernador de Nuevo León.
El Senador morenista se muestra en medios como un pontificador, un político que aporta soluciones, que no se pelea con nadie y que invariablemente está del lado del pueblo, aunque hay muchos que dicen que tira piedras y esconde la mano, que toca el timbre de las casas y sale corriendo y que le timbra dos veces al camión para pedir la parada en la esquina y no se baja.
Es verdad que la percepción es más fuerte que la realidad, pero jugar el juego de las apariencias y aparentar que se es demasiado bueno no rinde nunca buenos resultados porque la gente no es tonta.
La pose de candidez, de preocupación por los problemas que atañen a los nuevoleoneses y sus pronunciamientos se notan falsos, de pose, mal actuados y así no llegará muy lejos, porque se coloca para la foto y el boletín, sin que exista una acción concreta que no pasan de pronunciamientos baladíes y sin sustento.
Si realmente quiere alcanzar su objetivo, Waldo debería pasar de la palabra a la acción, dejar de andar haciendo declaraciones cada fin de semana que viene a Monterrey y hacer cosas concretas, porque aquí nadie lo toma en serio y no pasa de ser como el muñeco que se lava la cara con agua y jabón.