Si los hombres de pantalón largo en el futbol como suelen decir los cursis, no aprenden de experiencias vividas, terminarán como los partidos políticos, quebrados y a un paso de desaparecer.
La manifestación de los estadios medios vacíos, olvidando aquellos llenos hasta las banderas con gente siendo presa de la reventa, cada vez es más frecuente y ahí está el mamotreto repetitivo del “clásico” Tigres-Rayados con entradas de 200 dólares, o el de la Selección Mexicana contra un sparring barato, Valencia, equipito español que está a punto de irse a segunda división, con fuertes problemas económicos para cubrir nóminas atrasadas y que llegando nueve horas antes del encuentro en la ciudad de Puebla, a dos mil metros sobre el nivel del mar, con la “gravedad” mentirosa que dicen sufrir los jugadores profesionales tramposos por la diferencia de horarios, -Jet Lag- se pusieron los tachones y empataron sin mayor problema con los millonarios ratoncitos verdes.
En San Antonio, Texas, se midieron los equipos locales regios en un partido amistoso con el único fin de meterse a la bolsa muchos miles de dólares en un espectáculo que ya empieza a cansar y que no entienden, como los dueños de Chivas-América, que cada ocasión que no tienen nada qué hacer y les urge dinero fresco, inventan un juego entre estas escuadras, pero ya no con los resultados ubérrimos de antaño.
Tanto fue el cántaro al agua hasta que se rompió. Los dirigentes de los partidos políticos hartaron tanto al ciudadano que el PRI, el PAN y hasta el PRD con dirigentes acedos como «Alito» Moreno, Marko Cortés, Jesús Zambrano, no se cansaron de exhibir sus carencias y deshonestidades, además de sus peores cuadros, que «Juan Pueblo» optó por otra versión diferente como MORENA y en un descuido con los tristemente célebres naranjas de MC, que como dijo el ranchero, sin no hay más, con mi mujer me acuesto.
Así como el fanático se transformó sólo en aficionado, el votante ciudadano cumplido se ausentó de las urnas y se dejó llevar por la marea del importamadrismo, sufragando por el que robara menos o el que repartiera el botín en una complicidad tácita porque le iba menos peor.
La gente se cansó y ya no le tiene fe a nadie. Los llenos en los estadios gringos donde se presentaba la imponente Selección Mexicana cobrando mucho billete verde destrozando a los rivales, se asusta si ladra un perro, lo reta cualquier becerro y hasta el pequeño lo exhibe. La selección americana que hace un par de décadas hacían los nuestros cera y pabilo, hoy nos dan hasta para llevar.
Los mexicanos han cambiado los sistemas, crearon nuevos uniformes, han importado entrenadores, nacionalizado bultos que en sus países no fueron ni reservas, hoy, representan a los aztecas con la única finalidad de estar en el aparador de las contrataciones para aumentar el precio de su carta como el pobre diablo Rogelio Funes Mori, argentino que pasaba más tiempo en el suelo fingiendo una falta, y hoy no hay quien la haga caso a sus patrañas y falsedades.
Así terminó el PRD y por la misma ruta siguen los arriba mencionados, porque el partido, inventó del cocodrilo de Tabasco, es enfermedad grave que durará buen rato, hasta que llegue otro mesías a salvarnos de esta salvajada en manos de colita de caballo, que no sabe qué hacer, pero ni quien pueda decirle que también está equivocada.