Debería crearse un octavo pecado capital que englobaría la arrogancia, presunción y mamonería, para que se sumara a los siete ya existentes. De estos últimos tres sugeridos, el mentiroso gobernador Samuel, los profesa con singular alegría que, sumado a lo deshonesto, que no es pecado capital, aunque sea inmoralidad y bajeza, etiquetarían al esposo de la princesa caramelo como uno de los gobernadores con más investigaciones y juicios políticos en su contra.
Los leguleyos, sedientos de venganza, esperaban que hiciera mutis el inquilino de Palacio Nacional, que, al utilizarlo para sus macabros planes, requería brindarle protección y apapacho, para que al menos mientras estuviera en la capitanía del barco, no lo tocaran ni con el pétalo de una investigación, pero a toda capillita le llega su fiestecita y ahora sí Sami, agárrate de la brocha, van a quitar la escalera.
Pero, referíamos que Samuel el mentiroso es arrogante y presuntuoso per sé, gusta del folklor, el chisme y el qué dirán; la cámara, el reflector y la marquesina del vodevil es veneno puro para la fantochería de este inmaduro chamaco que su primer encuentro explosivo fue precisamente con los medios que imaginó que, cuando compraba unos minutos de promoción, vendían su alma al diablo y quedaban sujetos a difundir lo que le viniera en gana, por eso pagaba, y no, ese fue su primer descalabro.
Soñando que se las comía vivas, imaginó que con sus redes sociales hacía frente a los medios tradicionales y de paso, ahorrándose unos pesos, le eran suficientes para difundir sus inexistentes programas de trabajo, que nunca llegaron, porque su urgencia era otra… cebar las chequeras propias y las de la tribu García Mascorro.
Siguiendo el ejemplo del cocodrilo que abrazado del Tren Maya, refinería, aeropuerto AIFA y la rifa del avión, -que nadie sabe, nadie supo dónde quedó,- Samuelito el mentiroso provocaba conmiseración porque su principal desgracia NO le pertenecía, la madre naturaleza le negaba el agua y ni como culparlo, la gente agonizaba de sed, para los demás episodios de sangre, la salida era fácil, culpar al que se fue, porque todas las desgracias fueron de los bandidos de Río Frío y los cuatreros del Cártel de las Cumbres.
Aparecieron en escena la “caja china”, la campaña a la presidencia, los tenis fosfo-fosfo y el compadre que nunca tuvo, que platicó que a lo mejor instalaba una planta en Nuevo León para armar carros eléctricos y se agarró como garrapata y trescientos sesenta y cuatro días en un año, mañana, tarde y noche habló de su único proyecto, porque lo demás, era saliva y sigue siendo saliva.
Llega su Informe de gobierno y no sabemos en verdad qué va a decir, porque el Estado está hecho pomada, los camiones chinos REMANUFACTURADOS que había comprado, resultó que no, los va a cotizar y en menor cantidad, el Metro no sirve, la inseguridad está cañón y pensó que corriendo a Aldo Fásci y luego al payasito de la tele, Palacios Pámanes, mataría el problema de los narcos y resultó que no fue así, siguió la bronca con los medios, con el Poder Judicial y los diputados de todos los organismos políticos, la Princesa Caramelo se fue con las cajas destempladas sin ser alcaldesa y hasta su compadre Colosio, le volteó la cara.
Con mucha pena y la cara roja de vergüenza, llegó a las 12:00 de la noche para decirles a los diputados que regresaba a ser gobernador para que no metieran a un interino que le iba a sacar las garras sucias del closet, se entercó a nombrar Fiscal y lo mandaron a inflar burros por el pivote. Total, si hace un balance, Samuelito el mentiroso ha perdido todo y sólo ha ganado millones, que venían emparejados al desprestigio y la deshonra, que también deberían ser pecados capitales
MENUDENCIAS: Bienvenido Adrián alcalde, adiós caramelo, soñadora de ilusiones bobas.