El Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PAN, y el Comité Directivo Estatal (CDE), están heridos de muerte. Tanto Marko Cortés como el Cachorro Cantú, respectivamente responsables de esa estructura partidista, no podrán ver –en el mediano plazo– la luz al final de los túneles de sus crisis.
Uno y otro, por sus verticales métodos de conducir sus responsabilidades de partido, endurecieron tanto las membranas de sus agrupaciones, que impidieron la emergencia de nuevos liderazgos y el nacimiento de cuadros oxigenados.
¿Quién puede suplir a Cortés en el CEN, como para remontar la fragilidad del PAN delineada por la impericia de su labor y la fatal narrativa que se asemeja más a la de agrupaciones de la inquisición y no a la retórica de un partido de la derecha moderna?
No se ve el salvador del panismo nacional por ninguna parte.
Los personajes más relevantes son las senadoras Lily Téllez, y Kenia López Rabadán. Sólo hay que escucharlas frente a la tribuna para, visualizar la carencia de sustancia en sus planteamientos y debates.
En síntesis: el PAN tendrá que esperar algunos lustros para que a nivel nacional drene toda esa pus que contaminó el cuerpo y la mente de varias generaciones azules.
Si el CEN vive momentos fatales y luctuosos, el CDE del panismo tamaulipeco, transita por caminos de pena y conmiseración.
¿Quién podría relevar al Cachorro Cantú en el liderazgo del PAN regional?
Como en el CEN, el CDE azul, está imposibilitado para, en el corto tiempo, llevar al liderazgo regional a una persona con las prendas intelectuales y operativas para sacar al panismo de la entidad, de su grave situación política, ideológica y estructural.
Más claro: no se percibe en el próximo lustro un dirigente –o lideresa– con empaque, para enfrentar con una estrategia inteligente y prudente a un MORENA que arrasará en las próximas elecciones en las alcaldías, diputaciones locales y federales, senadurías y gubernaturas.
No se trata de combatir cuerpo a cuerpo, contra MORENA. El grande éxito de las nuevas dirigencias sería evitar el desgarramiento de sus redes partidistas. Es decir: administrar la cohesión interna, y evitar que sus más consistentes militantes, vayan a buscar la sombra del Segundo Piso de la IV T.
Ya pasó.
En las Cámaras –diputados y senadores–, algunos parlamentarios que se rasgaban las vestiduras azules votaron con MORENA para aprobar las propuestas del presidente Andrés Manuel López Obrador.
(¿Se acuerdan de los Yunes?).
En el plano estatal, igualmente: varios diputados se sumaron a las políticas de López Obrador.
¿Marko, tendría la capacidad para mantener en sus filas a servidores públicos panistas, que están viendo canceladas sus carreras políticas si se aferran a un partido que ni los respeta ni los representa?
¿La neta, la neta?
No.
Cortés carece de autoridad moral y de luces cognitivas para un esfuerzo de esa naturaleza.
¿Podría el Cachorro, convencer a centenares de panistas que ya preparan sus maletas para sumarse a MORENA en Tamaulipas?
¿La verdad?
No.
El reynosense Cantú, no aglutina ni a sus amigos de farra.
Debe ser muy duro para el PAN tamaulipeco: presumir un pasado de ensueño; sentir un presente de amargura; y enfrentar, un futuro sin esperanzas.