en donde anidó por décadas Acción Nacional con un rol siempre protagónico; con o sin poder.
A semanas de la entrega de la autoridad a MORENA, el jefe edilicio blanquiazul, sigue en las preferencias –realmente plausible, toda vez que al final de todo trienio se esfuman lealtades y simpatías– ciudadanas.
En recientes sondeos y encuestas a nivel nacional, Nader, aparece como el alcalde mejor evaluado del país, entre cientos de sus homólogos, de MORENA, PV, MC, PRI y de su mismo partido: el PAN.
Quienes viajamos seguido por Tampico, vemos lo que no vemos en otras latitudes: orden vial, infraestructura urbana pulcra, servicio de limpieza plausible y seguridad pública sin sobresaltos.
La verdad: es el lugar idóneo para pasear, vacacionar. Por algo los regiomontanos, han convertido el sur, en su destino predilecto: en verano, el puerto y su oferta turística reciben millones de visitantes –esto incluye el atractivo de las arenas de Miramar, por supuesto–.
No es un milagro que los agentes de Tránsito no sean lo que son en otros municipios: una caja recaudatoria para el jefe político y para los mismos vigilantes viales. Esto, sin duda, es fruto de la forma de administrar la ciudad que ha decidido Chucho.
Más claro: la forma correcta de trabajar de los empleados de la Dirección de Tránsito no es por su vocación de servicio y sus buenos corazones –aunque pudiera apuntarse el dato–; más bien, es fruto de las verticales órdenes del presidente municipal que son bajadas a las calles por los comandantes de esa dependencia.
Ese rubro de la administración de la ciudad es de resaltar. Y debería ser subrayada, para ejemplo nacional y local. Sólo Nuevo Laredo, Río Bravo, Matamoros y San Fernando, se acercan tímidamente al incuestionable desempeño de los agentes viales tampiqueños.
Otro renglón en donde Chucho puso énfasis es en los parques y los jardines. Es claro, que la tierra y el agua –abundantes en la región porteña–, son fundamentales para la emergencia de flora en esos espacios públicos; como también es cierto que, sin el mantenimiento y el cuidado de esas áreas de recreación pública, decaen y se deterioran con suma facilidad.
La frescura y la belleza de Tampico, en mucho está sustentada por la magia de sus jardines. A ello sumó el Ayuntamiento, la remodelación de la Laguna del Carpintero que le dio fortaleza urbana y estética al puerto.
El puerto cambió más –para bien– en los cinco años de gobierno, de Nader, que en las cinco administraciones –panistas y priistas– que le antecedieron.
Evidentemente: no se trató de presupuesto.
Los gobiernos municipales anteriores, porcentualmente, manejaron fondos similares a los de Chucho. Se debió –¿o existe otra explicación?– a un manejo equilibrado y un gasto vigilado de los recursos públicos.
Hasta el día de hoy, se pueden ver cuadrillas de trabajadores del Ayuntamiento, laborando en la pavimentación de calles y la reparación el alumbrado público en el centro de la ciudad.
Se nota: Nader quiere terminar sus responsabilidades de jefe edilicio, trabajando hasta el minuto final de su administración.
Hay partidos, que dignifican a algunos ciudadanos.
Como también, hay ciudadanos, que prestigian a los partidos
De éstos últimos, es Chucho Nader.