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Un mundo de justicia ficticia: David Ojeda

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Joven político duranguense da su opinión del sistema de justicia en México, tras vivir 2 años 7 meses de infierno al ser víctima de la maquila de delitos en su contra por parte del gobierno del estado

Durango.- Para David Ojeda, los dos años y siete meses que pasó en prisión bajo un proceso “prefabricado” le sirvieron para darse cuenta que en la entidad, Durango, así como en México no existe la igualdad procesal, es decir, los ciudadanos no somos iguales ante los ojos de la ley.

Licenciado en Políticas por la UJED, ex delegado del Partido Movimiento Ciudadano y ex presidente de la Asociación Nacional de Estudiantes de Ciencias Políticas y Administración Pública en la FADER&CIPOL (Facultad de Derecho y Ciencias Políticas), a David la vida le sonreía hasta el 2020, en que, enfrentado por razones políticas con la administración estatal de José Rosas Aispuro Torres, “lo empapelaron” como se dice en el argot cuando a alguien le fincan un expediente ficticio y lo metieron preso.

Gracias a varias instancias federales de amparo, logró su libertad el 2 de junio del 2023.

Estas reflexiones son parte de su historia.

Obed Campos.- Vistos los últimos acontecimientos en tu vida y en tu estado, Durango, ¿crees que existe la justicia…?

David Ojeda.- En Durango la justicia es ficticia, no existe la igualdad procesal y es un tema que las autoridades judiciales necesitan resolver de fondo. La mayoría de los jueces no están capacitados, no tienen conocimiento pleno de la Constitución ni mucho menos su aplicación y algunos otros que sí lo tienen prefieren simular y optar por no aplicar el derecho tema que también es grave.

OC.- La justicia se supone que debe de ser pronta y expedita… ¿Es esto cierto, basados en tu experiencia?

DO.- Eso de que la justicia es pronta y expedita es un total mito, los procesos judiciales son largos y desiguales.

En mi experiencia lo viví y me tocó verlo con cientos de personas, los jueces de control y los ministerios públicos tienen un pacto con el gobierno del Estado para cuidar una estadística y quedar bien socialmente con la gente, de paso violando derechos humanos de las personas acusadas por delitos que no cometieron.

Súmale a eso que tampoco son garantes los artículos 14 y 20 de la Constitución para llevar una defensa digna, pues los abogados de oficio por no trabajar y llevar un proceso a juicio oral, orillan al acusado a declararse culpable; este mismo en un estado de vulnerabilidad y desconocimiento del derecho recibe una manipulación por el abogado de oficio; siempre lo vi en carne propia cuando llegaba uno de ellos y le decía a un inculpado: “está cabrón el juez, anda que muerde; te quieren aventar 20 años. Pero si te declaras culpable te van a dar 4, eso es lo que nos conviene” y así es un ejemplo del modus operandi del sistema judicial que tiene Durango desde el gobierno de José Rosas Aispuro Torres… Yo espero que el actual gobernador Esteban Villegas Villareal logre identificar este problema y lo resuelva.

OC.- ¿Cuál es el aprendizaje más profundo que te deja la experiencia reciente?

DO.- El aprendizaje es que uno tiene que luchar contra todo un sistema corrompido, que en materia de leyes estamos al revés de lo que debería y que debemos de dejar en manos de los expertos en derecho las leyes y no de los legisladores, la justicia no se puede democratizar ni hacerle políticamente correcta.

OC.- ¿Qué nos falta para ser una sociedad más justa?

DO.- Federalmente creo que sí se tiene una garantía de justicia, pero para llegar a ella tienes que pasar por años y eso es lo triste de nuestro sistema. Lamentablemente los sistemas locales de justicia ya dependen mucho de los otros poderes como el ejecutivo y eso obstruye la garantía de los derechos humanos.

Falta mucho humanismo, menos corrupción y sobre todo lógica, porque aveces parece que estamos en la edad media con las sentencias tan irrisorias de los tribunales locales; lo que nos falta es comprender el axioma vital de que la libertad consiste en poder afirmar que 2 y 2 son cuatro, otorgada esa libertad, las demás vienen solas.

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