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El posdebate y el lawfare

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Ya pasó el segundo debate. Se erigieron podios paticojos en donde se pretende repartir el medallero de los atletas de esta justa de lucha olímpica en la modalidad de pescado enjabonado. Inasible, doña Claudia S se trepó en el primer escaño por su pie, y luego por obra de la retórica, a veces feliz, a veces resignada, de comentócratas, opinólogos, gobiernícolas, empresaurios, mediodontes, periodáctilos, encuestadoras (buenas, regulares y chafas). La variable fue la distancia de su cima respecto a la sima del segundo escaño, atribuido indudablemente a doña Bertha X. Sin unanimidad, pero con algún temor de unos y algo de júbilo de otros, se aceptó la altura amenazante del tercer escaño, el del “compa” Máynez. Yo evitaría clasificar esta entrega de preseas como un medallero del segundo debate. No hubo debate alguno. Las-el tres personajes posicionaron su imagen. Eso son los podios. Algunos votos les redituarán, a favor o en contra.

El lunes por la mañana, mientras desayunábamos torrejas, mamá, que sí vio el segundo debate, estaba furiosa. Reclamaba airadamente el comportamiento de doña Bertha X: “Llamó más la atención por sus payasadas que por lo que propone”, dijo, “Y allá va la otra, haciéndole testera a la loca, y respondiéndole. ¿Apoco cree que con eso la va a callar? ¡Si es una tarabilla la fulana!” Opina que si hay que acusar de algo, que lo hagan “en los tribunales o en el cuadrilátero” (mamá es fanática de la Lucha Libre). Cuando le pregunté sobre las propuestas… “¡Sepa Dios! Estaba fastidiada viendo el deschongue. Poquito, pero le entendí más al muchacho (Máynez)”. Me parece interesante que una señora octogenaria, ex activista del PRI, se interese en un debate. Cuando fue priista, sabía que no era necesario ver debates ni saber quiénes eran los candidatos, porque se votaba por consigna, según la sección en la que se estuviera, e incluso a veces ese voto no era por priistas sino según intereses o acuerdos. Para los partidos, sobre todo para el PRI y el PAN, el voto “duro” es un arma, no una convicción ideológica. Menos ahora que la fusión en un frente PRI-PAN-PRD no es posible sin que antes se pode profusamente la ideología que justifica a cada partido. Tan es así, que si doña Bertha X supone que los electores del voto duro prianperredista la aman, siento desilusionarla, ¡ni la topan! Es un voto comprometido. Votarían hasta por Taylor Swift si fuera la candidata cardiaca.

Creo que este segundo debate también despertó el interés de muchos que, como mamá, normalmente no verían un debate. Incluso los del voto “duro”, que ya tienen una decisión tomada, no podían sustraerse al morbo de ver a la candidata “Terminator” en acción. Hubo intriga telenovelera en el anuncio de que doña Bertha X sería “ella misma”. Con una larga trayectoria de humor involuntario, muchos esperamos nuevos gags. No nos decepcionó. Disruptiva, asesorada por Alito, aconsejada por “El Güero” Castañeda, fue más disciplinada, es decir fiel al libreto de la disrupción. La niña chiflada que rompe el juguete para que nadie pueda jugar con él. Hizo del segundo debate un espectáculo de pataletas de niña mimada que en el súper exige un dulce a la madre. Pero no hubo “chancla”. Porque no veo que exista alguna sanción que penalice la alteración deliberada del orden previsto. Los moderadores poco pueden hacer, en esto y en general, reducidos a preguntones nada más de cuestionarios diseñados en un instituto que desde las “no precampañas”, ha demostrado ser parcial e incompetente para coordinar un proceso electoral de calidad. Pero como “el INE no se toca”… ahora sí que estamos jodidos todos ustedes menos mi compadre también.

Sí creo que hubo espectadores inusuales en el segundo debate, y sí creo que hubo nuevas decisiones tomadas a partir de eso. Algunos, como mamá, muy probablemente repudiaron a doña Bertha X, no por sus propuestas, que fueron expuestas con desatino y frivolidad; el repudio sería por su actitud “ruda” frente a dos bandos “técnicos”, que no es que fueran “técnicos”, sino que se vieron así frente a la torpe “rudeza” de doña Bertha X. Pero sólo con uno de sus gags es suficiente para rechazarla: el culto satánico. Alguna vez conocí a un fulano que se asumía como “satánico”. Era de lo más bondadoso, solidario, correcto y amable. La única diferencia era que no le rezaba a Dios sino a Satanás. En cuanto a su comportamiento, su “religión” le daba muchas libertades que eran inadmisibles para la moral cristiana y la moral social convencional. Pero básicamente se trataba del ejercicio absoluto del libre albedrío (un don que los cristianos dicen que fue concedido por Dios), todo bajo la limitación de no destruir el entramado social, y esto no lo veía como mandamiento satánico sino como necesidad. Sin sociedad, no hay religión posible, decía. No era el mal contra el bien, sino el ejercicio de la libertad, a veces demasiado extremo. El fulano ya murió. Quién sabe cómo será su infierno. Estoy seguro que moriría otra vez, pero de risa, si hubiera visto a doña Bertha X sugiriendo el satanismo institucionalizado en este régimen. Creo que diría, y yo estaría de acuerdo, que mentir a pesar de los principios de una religión que condena la mentira, es más diabólico que una ridícula camiseta. Y si creen que un confesionario y una penitencia redime ese pecado, les tengo una mala noticia: en el Juicio Final no hay tribunales “a modo”, ni Suprema Corte que les otorgue un amparo. La justicia divina es vertical, inflexible, y autoritaria… Algo así como aquí Norma Piña, pero allá sí justicia justa. Ni hablar del vergonzoso “performance” de Lily Téllez en el Senado. ¡Por Dios! ¿Será que el seguro de gastos médicos para legisladores no incluye la salud mental? ¿A quién le reza la señora? ¿Al sanguinario inquisidor San Pedro de Arbués, Mártir?

En resumen, el segundo debate no movió significativamente la tendencia estadística, pero sí es posible que haya interesado más y a más electores. El pulso de la gente, más allá de las encuestas, podría estar acelerándose peligrosamente… No le dije a mamá, porque ella ya es hipertensa, que este proceso electoral no es el único. Hay otro más intenso, más oscuro, más sórdido, más diabólico, que está latiendo en el fuerte corazoncito tiránico de la oposición, y no hay baumanómetro que registre cabalmente esos picos sistólicos y diastólicos. Indicios nada más. Ya hemos visto en otros países cómo se ha intentado, y a veces conseguido, revertir tendencias e imponer o derrocar gobiernos. El concierto sinfónico de medios convencionales mexicanos ya era un indicador. La parcialidad de facciones enquistadas en el INE, y de un Poder Judicial injerencista y autócrata, también llevan las elecciones a un terreno completamente ajeno a cualquier proceso democrático.

“Por el hormigueo en los pulgares, algo maligno se acerca.” (Macbeth, Acto IV, Escena II). Eso pensé cuando me enteré de una reunión entre el embajador de Estados Unidos en México y la siniestra ministra Norma Piña. El “lawfare” ha sido una constante contra el régimen y a favor de la corrupción y del crimen organizado. Pero “lawfare” es un término militar, significa usar las leyes para conseguir un objetivo. No sé si el embajador dio una palmadita de aceptación o un zape de advertencia a Norma, pero nada bueno espero de esa reunión. Ante todo, porque en vista del momento crítico que vive este proceso electoral, el objetivo de la oposición (que incluye a medios, al INE y al Poder Judicial), es evidente: influir no en las elecciones sino en sus resultados. Quiero pensar que a Estados Unidos no le interesa tener que lidiar con alguien como doña Bertha X como presidenta de México. Nadie en el mundo creería en su triunfo, ni en las urnas ni por medio de retruécanos legales. A Estados Unidos le interesaría más mantener la continuidad de este régimen a través de doña Claudia S, pero, eso sí, en un Poder Ejecutivo que cabalgue con maneas legislativas. No es improbable que el Poder Judicial libere todo tipo de tábanos, erinias y empusas jurídicas para derrotar, ya no a la candidata morenista a la presidencia, sino a candidaturas estratégicas que impidan el mentado “Plan C”. Al Poder Judicial no le importa desmantelar, tergiversar, anular leyes. Lo ha demostrado ya. Sólo que habría que analizar un factor adicional. México no es España, ni Perú, ni Ecuador, ni Colombia, ni Chile, ni Argentina, ni Brasil, en donde el “lawfare” ha tenido algunos éxitos o por lo menos ha hecho mucho daño. En seis años, “mañaneras” mediante, México ha sido politizado rápidamente y, pese a las mentiras de las campañas opositoras, y algunas del propio oficialismo, el éxito de este régimen, en lo social y en lo económico, es sentido en México y notado en el mundo. Como va, México es un buen negocio. La ultraderecha internacional, la que apoya abiertamente a la “derechita” mexicana, es una logia ridícula, y no es nada sin el apoyo de los grandes capitales. Los verdaderos grandes capitales están en la disyuntiva de reinventar el neoliberalismo considerando el modelo económico mexicano: primero los pobres. Después de todo ya comprobaron que las ganancias llegarán, y con mayor continuidad. Ahora más que nunca, los grandes capitales necesitan calma para mover sus piezas en el ajedrez de la Geopolítica.

ennyus31@gmail.com

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