Ayer fue el clímax de lo que los cursis llamarían la crónica de una muerte anunciada. Los malos de la película echaron mano de sus fierros como queriendo pelear y, haciendo uso de todos los artilugios, trampas y amañadas componendas que les permiten o no los recursos legales, aprovechando su papel de autoridad, no pudieron contener la marea rosa convertida en tsunami que invadió las plazas públicas por la voluntad del pueblo bueno y sabio, y ahora añadiría, valiente.
En la CDMX fue un gran sopapo al orgullo tabasqueño que, con todos los millonarios presupuestos “invertidos” en la escopeta automática que se llama “Bienestar” y que no tarda en anunciar el depósito de dinero anticipado para que los mayores de 60 y más lleguen con sus bolsillos repletos a la urna para decidir quién se sentará en el trono del tlatoani más dañino que ha despachado en palacio nacional y antes en la residencia oficial de Los Pinos.
Fiesta de rancho, presentación de estrellas populares de moda, antaño el grupo “FIRME”, ayer Carín León, mañana la Santanera, después Freddie Mercury o el mismo diablo. Lo importante es salirse con la suya, desde obsesionarse con no izar la bandera bajo algún argumento extraño que no tiene importancia y la tiene toda, aunque después hubo contraorden, plantones y marchas reales o espurias para desviar atención y acceso, generando caos con malas intenciones.
En nuestra ciudad copy-paste, intentona de cerrar la Macroplaza, desviaciones, calles cerradas y el anuncio de música populachera para reventar el evento ciudadano y “reservando” espacio y escenario para algún cantante y grupo taquillero.
Pero, ni el quemante sol, los casi cuarenta grados a la sombra y demás marrullerías del mentiroso gobernador, que campante circulaba por Las Torres rumbo a la Carretera Nacional en su Cybertruck anaranjada y chueca, hicieron que se detuviera la marea rosa que avanza incontenible y que es presagio del infortunio para el cocodrilo y sus esquiroles depredadores que, aunque sean morenos disfrazados de naranja, presienten su trágico destino.
Son tramposos con los peores vicios y peores mañas, aunque presuman que son nuevos y que hay que botar a la basura lo viejo, mordiéndose la lengua porque su efigie de partido es el calvo de ambición desmedida, Dante Delgado Ranauro, que representa lo podrido de lo viejo y es un inmejorable ejemplo de lo que debió desaparecer. Y si fuera posible que junto a esa profilaxis de lo podrido también se llevaran lo nuevo que está necrosado, sería magistral. Es como escuchar hablar de honestidad a Alejandro “Alito” Moreno, ¡madre santísima de la Virgen de los Siete Puñales!
Alguien decía, el fenómeno de la facilidad de sacar la pasta de dientes, pero la imposibilidad de regresarla a su estado original, y esto como se ha venido entendiendo, el arroz no está cocido, más bien se les está pegando y el “socarrat” a no muchos paladares les agrada. ¡Ladran López…! ¡Vamos de salida!