Con el liderazgo en el exilio –Francisco García Cabeza de Vaca–, el panismo reynosense, va por su reemplazo. ¿A quién responsabilizar de la conducción partidista, en una coyuntura realmente adversa para los azules en Tamaulipas?¿Quién de los actores panistas regionales, puede concitar a la unidad para plantear una práctica opositora tan maciza como funcional? ¿Puede recomponerse el albiazul, luego de casi veinte años de hegemonía de los Cabeza de Vaca en la praxis política en la militancia del estado, no con tanto acierto?
En el sur, está definido: Chucho Nader, es el líder inobjetable; el PAN necesita de él; y él requiere del PAN.
En la región cañera, es indudable: el Truco, con la recién desempaquetada diputación plurinominal obtenida, aplasta cualquier señal de emergencia de otro caudillo en esa comarca.
¿Y en Reynosa?
¿Qué pasa en la mega ciudad fronteriza con el panismo búnker de un panismo protagónico y sediento de un regreso triunfal?
Las pistas son muy claras: inhabilitado para ejercer como dirigente, el ex gobernador Cabeza de Vaca, e incorrectamente político que su hermano herede el control partidista públicamente, surge como el personaje emergente Gerardo Peña.
Peña, quien será diputado local, y muy seguramente ejercerá como el titular del Grupo Parlamentario del PAN en el Congreso local tamaulipeco, es el relevo armella del panismo reynosense: dialoga con todas las corrientes internas, procesa las tensiones entre los panismos de Tampico y Mante al tiempo de poseer un manejo sensato en su rol opositor.
Puede haber un dirigente formal del CDE del PAN en el estado. De hecho, eso es lo prudente y ecuánime; lo que se avizora es el papel protagónico de Peña como diputado local: se moverá en el privilegiado espacio en donde se condensa toda la política de la administración estatal: la Legislatura tamaulipeca.
Esa circunstancia, proveerá al diputado Peña, de muchas fichas para intercambiar al interior de su partido, y al interior del gobierno estatal. ¿Tendrá más poder que el dirigente del CDE panista? Evidentemente: sí. Mucha más capacidad de negociación con sus correligionarios y con los interlocutores de la IV T.
En concreto: la figura mediadora entre el entramado partidista regional y el gobierno estatal, será GP.
A la distancia, se percibe –si Peña, logra encauzar por la ruta del diálogo y las instituciones a sus diputados, entre los que estarán Ismael García Cabeza de Vaca y Verástegui, los cuales son personajes que fuera de control, pueden achicar su representación y operar como obstáculos en la lucha parlamentaria– cambios en la coexistencia del panismo con la mayoría morenista.
Las lecciones para el panismo, han sido muchas: la estridencia de la retórica cabecista, resultó inoperante; la intromisión de la candidata presidencial, Xóchitl Gálvez, trajo más errores que aciertos y la violencia ejercida por algunos de sus cuadros –justo en la sede parlamentaria: recordemos la agresión física al periodista Inés Figueroa Vitela– generó rechazo y no adhesión de los ciudadanos.
No se trata de ver un rompimiento entre Peña y el cabecismo; se trata del distanciamiento de Peña, de prácticas que hundieron al panismo de Tamaulipas, a un inseguro segundo lugar: el PV, con todo y que sus candidatos tienen historias cuestionables –Geño Hernández y Maky Ortiz– andan arañando y compitiendo por el segundo lugar.
¿Habrá coincidencia entre Nader, el Truco y GP?
Necesariamente.
Los tres se necesitan.
Los tres, aislados no sobrevivirán en un escenario, el cual, como vorágine puede llevarlos al fondo.
La última cuchillada, contra Cabeza de Vaca, será la derrota del Cachorro Cantú en Reynosa.
Justo ese resultado, hará más necesario el arribo de GP, al liderazgo real del PAN en Tamaulipas.