Para usted, querido lector, ¿qué vale más? ¿Recibir el apoyo de un programa social mediante el depósito de miles de pesos a su cuenta o tarjeta bancaria, o la pérdida irreparable de la democracia en nuestro país? Ahí está el dilema que muchos no comprenden o simplemente pasan por alto ante la indiferencia. No estoy tratando de decirle que rechace el beneficio económico del Gobierno Federal, ya sea usted mayor de edad o joven estudiante. Me explicaré mejor.
En las próximas elecciones se dice que el Presidente de la República, Andrés López, tiene un alto margen de popularidad frente a otros mandatarios de diferentes naciones, además de tener un alto grado de simpatía entre los mexicanos. Sea cierto o no, la cuestión es ¿por qué se piensa votar por un partido político en el poder que sigue acotando las libertades individuales o colectivas a las cuales tenemos derecho? Además de insistir en perjudicar nuestra incipiente democracia mediante los organismos autónomos encargados de impartir justicia, derechos humanos y transparencia en la información, entre otros. ¿O es que usted teme perder su “apoyo” si vota en contra del partido en el poder, llamado Morena?
Es importante recordar que la democracia es un sistema político que garantiza la participación ciudadana, la igualdad de derechos y la rendición de cuentas de los gobernantes. Aunque las dádivas sociales pueden ser beneficiosas para ayudar a los más necesitados y promover la igualdad social, es fundamental encontrar un equilibrio para no comprometer los principios democráticos de un país.
Repartir ayudas sociales puede ser una estrategia política utilizada por algunos líderes para ganar apoyo popular a corto plazo, pero si se hace de manera desmedida y sin transparencia, podría generar dependencia, corrupción y debilitar las instituciones democráticas. Es importante buscar soluciones sostenibles y honestas que promuevan el bienestar social sin sacrificar la democracia.
Actualmente, detentan el poder quienes han tenido acceso a recursos para repartir. Eso genera críticas no solo de un ciudadano, sino de distintas voces apartidistas. En el caso del gobierno federal, esa situación proyecta un compromiso moral de algunos líderes populares para retribuir los beneficios recibidos, aunado al temor de perderlos. Se tiene la percepción de que un candidato o candidata surgida del partido morenista tenga los recursos para repartir y, por lo tanto, merezca gobernar. Dichas conductas constituyen serias violaciones a las leyes de la materia, por lo que es importante denunciarlas y mandar un mensaje a la ciudadanía de que están prohibidas y deben ser reprobadas.
También prevalece la inquietud respecto a la posibilidad de perder los pocos beneficios que se pueden llegar a obtener si se vota por fórmulas contrarias a aquellas que se han posicionado de los recursos federales. Esa conducta supone la expectativa de un temor real del ciudadano de escasos recursos, quien siente miedo de quedarse sin recursos para alimentarse o vestirse. A lo cual hay que recordar que los apoyos sociales, como lo reafirmó Xóchitl Gálvez, llegaron para quedarse desde tiempo atrás. Por lo que no hay de qué preocuparse al inscribirse en algún programa siempre y cuando usted cumpla con los requisitos exigidos por la dependencia encargada de ello. Ya que nadie puede condicionar el voto.
Por lo pronto, los mexicanos somos gente buena y noble que sabe diferenciar entre lo bueno y lo malo, no se deje sorprender o engañar. El día 02 de junio acuda solo o con su familia a la casilla de su sección electoral a sufragar con plena libertad y convicción. Recuerde que votar es un derecho donde la democracia hace lo propio al empujar la participación ciudadana, y esta es el factor que materializa los cambios de nuestro entorno social.
Para distintas clases sociales, cuyos individuos son mayores de edad, el efectuar puntualmente el pago de sus impuestos le debe generar una sensación de haber cumplido con su país y, por consiguiente, haber sido complacido al recibir, quizás, el apoyo socioeconómico merecido como lo es el programa para la pensión de las personas adultas mayores “65 y más”.
Nota: Como un reconocimiento a nuestras madres, me permito obsequiar un fragmento del poema “A mi madre” del poeta, escritor y periodista mexicano Manuel Gutiérrez Nájera.
“Yo te amaba desde niño; Hoy… la vida he conservado para ti. Muchas veces, cuando alguna pena oculta devora sin piedad, Yo me acuerdo de la cuna que meciste en la aurora de mi edad. Cuando vuelvo silencioso Inclinado bajo el peso de mi cruz, Tú me ves, me das un beso Y en mi pecho tenebroso brota luz. Ya no quiero los honores; quiero solo estar en calma dónde estás; solo busco tus amores; quiero darte toda mi alma… Mucho más”.
“El 10 de mayo no se olvida.”
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