¿Por qué perdieron su dinero muchos vecinos de San Pedro con el Grupo Peak?

El cuento parece muy complejo pero es relativamente sencillo. Un grupo financiero llamado Peak, con sede en San Pedro, donde pusieron sus fondos muchos sampetrinos, se declara en bancarrota.

Se supone que la empresa se encargaría de mover el capital en cuentas de inversión en el extranjero, pero hace unos días amanecieron con la noticia de que Grupo Peak carecía de fondos suficientes para liquidarles su inversión.

¿A cuánto asciende la suma aparentemente vuelta humo? Se habla de $800 millones de pesos.

Grupo Peak les informó a sus atribulados clientes que solamente tendrían 72 horas para recibirles sus contratos de inversión para buscar la mejor forma de llegar a algún arreglo extrajurídico; es decir, sin jueces de por medio.

Los socios fundadores de Grupo Peak son Arturo González y Víctor Hugo Sepúlveda, egresados de la Universidad de Monterrey (UDEM) y del Corporate Finance Institute (CFI).

La explicación de la quiebra fue que sus proyecciones en Estados Unidos se les hundieron. Los fundadores de Peak aún no han dado la cara. ¿Dónde están?

Pondré las cosas en blanco y negro: en primer lugar, yo desconfiaría antes de depositar mis fondos en una empresa llamada Peak (llámalo prejuicio o como gustes, pero desde que vi la legendaria serie de David Lynch, Twin Peaks, le saco la vuelta a los picos financieros).

Y en segundo lugar, quizá valdría la pena informarse mejor sobre lo peor que puede pasar en este tipo de lamentables casos financieros.

Una empresa encargada de mover capital en cuentas de inversión en el extranjero, como era supuestamente el caso de Grupo Peak, quiebra por varias razones. Por ejemplo, puede deberse a una mala gestión financiera, falta de transparencia en las operaciones o fallas en la estrategia de negocios.

¿Cuáles son las peores prácticas en las que suele incurrirse en este tipo de casos? Te explico las más obvias. 
El esquema Ponzi: la empresa podría utilizar el dinero invertido por nuevos clientes para realizar los pagos de los rendimientos prometidos a los inversionistas antiguos.
Esto se basa en el reclutamiento continuo de nuevos inversionistas para mantener el sistema funcionando, sin realmente generar ganancias legítimas. Eventualmente, cuando se agotan los nuevos inversores, el esquema colapsa y los inversionistas pierden su dinero.

Sin embargo, también podría darse el caso de desvío de fondos: la empresa podría desviar los fondos de los inversionistas hacia proyectos no relacionados con las inversiones, en lugar de utilizarlos para los fines previstos.

O podría manipular la información financiera, presentando informes financieros falsos a fin de ocultar pérdidas o exagerar los rendimientos de las inversiones.

Esto crea una falsa percepción de éxito y engaña a los inversionistas.

¿Podríamos hablar de inversiones riesgosas o fraudulentas? No lo sé.

Cuando esto sucede es porque la empresa realiza inversiones de activos inexistentes, empresas ficticias, poco reguladas o poco transparentes.

Se podría hablar de un fraude pero no todos los casos de quiebra de una empresa encargada de mover capital en cuentas de inversión en el extranjero involucran necesariamente prácticas fraudulentas.

Sin embargo, cuando se cometen estos fraudes, implican evidentemente una falta de ética empresarial y una violación de la confianza de los inversionistas. Y a todo esto, ¿el gobierno mexicano dónde está?

Para mayores señas, hubiera válido la pena antes de invertir fondos personales en esta empresa, leer el libro El lobo de Wall Street que son las memorias del excorredor de bolsa Jordan Belfort, publicado en septiembre de 2007 y luego adaptado como película del mismo nombre en 2013 por el gran director Martin Scorsese.

En sus conferencias, Jordan Belfort suele decir una frase trillada pero realista: “No existen límites para lo que puedes lograr, siempre y cuando estés dispuesto a trabajar duro para conseguirlo”.

Por lo visto, los jóvenes y hasta ahora desaparecidos dueños de Grupo Peak no tienen límites para alcanzar sus logros, y trabajaron duro para conseguirlos.

El problema es que a nadie nos queda aún muy claro cuáles eran exactamente esos logros que se propusieron.

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Eloy Garza