“Medir las palabras no es necesariamente endulzar su
expresión sino haber previsto y aceptado las consecuencias de ellas”
Abraham Lincoln
Candidato al fin, Alberto Ruvalcaba, aspirante a la alcaldía de Los Ramones, Nuevo León, por el Partido Encuentro Social, promete que de llegar al cargo impulsaría la construcción de un hotel de 5 estrellas con una playa privada en su municipio.
Para justificar su propuesta el candidato puso como ejemplo Dubbai, en donde construyeron una playa privada, y también Apodaca, Nuevo León, donde dijo existe otra en un club privado. No conozco ni una ni otra de esas playas, pero puedo asegurar sin temor a mentir que no son iguales.
Suena a todo dar el sueño guajiro del folklórico aspirante quien dice ha recorrido mundo y ha podido hospedarse en hoteles de todos los niveles, aunque aclaró que le gusta mucho Mazatlán, pero su pomposo proyecto no soporta un mínimo análisis antes de ser desechado.
Y no es que no se pueda concretar, sino que no se puede sostener.
¿De dónde saldrá el personal necesario para atender un hotel de ese nivel en Los Ramones? Obvio no será de habitantes del municipio, por lo que la brillante idea no generará empleos.
¿Cómo llegarán a Los Ramones los insumos necesarios para la operación diaria de un hotel así? Tendrán que importarlos de otros lugares, lo que significará logística y seguridad, para que no los asalten en el camino.
¿Qué harán los turistas cuando se aburran de estar en el hotel? ¿Darse una vuelta en la plaza? ¿Visitar una cantina?
“El prometer no empobrece”, dice el refrán, pero como que hay que tantearse a la hora de las propuestas de campaña, porque es válido soñar, pero hasta en eso hay que tener medida.