Aquello de que los delincuentes deben “observar un sano pavor a la autoridad” en Nuevo León no se cumple ni tantito, porque la Fiscalía de Justicia le queda a deber a la sociedad al no ejercer la detención de ningún delincuente, salvo los facilitos.
Y así no hay malandro que le tenga miedo, ni tantito, a la autoridad.
Pedro Arce Jardón, quien sigue de encargado (por lo visto In saecula saeculorum) de la Fiscalía, informó que ya con el secuestro (y liberación) de 12 trabajadores de una constructora del pasado domingo, allá al norte del estado, en total son 44 personas que han sido privadas de su libertad.
Y no tiene empacho en hacer el ignominioso conteo de víctimas de privación ilegal de la libertad.
Al menos Arce Jardón no se despeinó ni tantito para dar él mismo esta cifra al salir de la reunión de seguridad en el Palacio de Gobierno.
Lo que queda a deber el señor Fiscal es una explicación de por qué no hay ni siquiera un detenido… y tampoco quedan claros los operativos de las autoridades en “los rescates” de los rehenes liberados.
Perdóneme usted, pero la máxima “piensa mal y acertarás” viene como anillo al dedo en esta situación.
Ahora que, si usted cree que nos cuesta centavitos, el Grupo Antisecuestros, que lo pagamos los ciudadanos nuevoleoneses con nuestros impuestos, no es nada barato. Y viene la misma pregunta:
¿Resuelven al menos un café instantáneo los miembros de ese grupo élite? ¿O toman café del Super Siete?
Y qué le digo, pues Pedrito Arce nos sigue quedando a deber.
