La madrugada del 16 de enero de 2004 un expediente secreto fue abierto en Nuevo León: “La bruja de Guadalupe”.
La versión del testigo, un policía municipal, asegura que la mujer descendió de entre los árboles cuando él patrullaba la zona. Que el descenso lo hizo lentamente, como si estuviera flotando.
Ella, describe el testigo, portaba un vestido negro y carecía de párpados en los ojos.
“Era una bruja y la vi volar”, asegura Leonardo S. G. entonces de apenas 21 años de edad y con 8 meses de experiencia en Seguridad Municipal.
El hecho ocurrió a las 3 y 15 minutos de la madrugada, en la calle Álamo, de la colonia Valles de la Silla, en Guadalupe; el uniformado emprendió su huida a bordo de la patrulla cuando observó la imagen de la mujer aproximarse a velocidad.
“Cuando me empezó a corretear la bruja, pues ya pedí el apoyo (por la radiofrecuencia), que se vinieran (otras patrullas) de emergencia”, contó a los reporteros el uniformado.
“Bajó de entre dos árboles, de una altura de 6 metros… Se detuvo y bajó despacio; la vi cuando se volteó, era un bulto totalmente negro; se giró en todo su entorno, se tapó la luz que le calaba en los ojos y los tenía completamente negros, sin párpados”.
La situación, agregó, hizo que perdiera el conocimiento.
“Se venía acercando caminando, metí reversa (a la patrulla)… y ella empezó a trotar y la vi volar”, explicó, “se impactó en el vidrio, se quedó viendo hacia dentro del carro… levanté las manos y me desmayé”.
El entonces coordinador de la Policía en Guadalupe, Jesús G. K. dijo que Samaniego fue sometido a exámenes antidoping y sicológicos, para descartar que sufra de alucinaciones.
Y entonces ¿qué pasó?
Poco tiempo después, el 23 de marzo del mismo año apareció otra bruja a otro policía.
Esta vez un uniformado de Linares dijo haber presenciado un fantasma con rostro de una anciana, sin dientes, con los cabellos erizados y volando sobre una alberca.
Pero en esta ocasión, el oficial, de nombre Ramiro S. R. entonces de 32 años, no se desmayó, como ocurrió en un primer caso, por el contrario, según su dicho, intentó seguir a la figura, pero se le desapareció.
Esta era la segunda ocasión que un policía dice haber presenciado a una bruja, poco después de lo narrado por Leonardo S. G.
Según el oficial linarense, el encuentro con la bruja sucedió a las 1:30 de la madrugada en el Parque Nogalar, a 2 kilómetros de la cabecera municipal.
“Es la primera vez que me sucede algo como esto, se me apareció la bruja con los pelos parados, yo la seguí caminado y me decía que fuera para donde ella estaba y fui…”
“Intenté pedir ayuda por radio, pero no me funcionó, se cortaba la señal; el destacamento no me escuchaba, me asusté y escuché un ruido que me hizo voltear, pero cuando volví la vista para donde estaba la bruja, ya había desaparecido”, dijo.
Cuando terminó la pesadilla para Ramiro S. R., por fin logró comunicarse por frecuencia de radio, lo que en unos momentos antes parecía imposible.
Algunos compañeros de Ramiro dijeron en son de broma que se trataba de una mentira, pues él ya no quiere estar de guardia en una caseta de Policía, no en rondines.
Sin embargo, otros compañeros que patrullaban por el lugar señalaron haber visto un destello de luz en el Parque Nogalar, a la misma hora que su compañero dijo ver a la bruja.
“Yo aprecié que su rostro estaba viejo, sin dientes y con los pelos parados, ella estaba volando encima de unas albercas, pero se fue volando muy rápido, parecía una nave”, cuenta todavía Ramiro a quien quiera oírlo.