La Internet nos da la oportunidad de satisfacer uno de los más primitivos instintos que como especie nos ha hecho progresar, la curiosidad y la necesidad de aprender. Pero al igual que la publicidad utiliza otro instinto básico, el hambre, para vendernos alimentos chatarra con los que luego nos envenenamos. Se nos presenta conocimiento vano con poca utilidad pero que nos satisface el hambre de aprender, nos nutrimos con calorías vacías y aprendemos con conocimiento inútil.
Nos deja con la falsa satisfacción de haber aprendido algo, tomen por ejemplo las series de detectives C.S.I., ese programa que encuentran a los criminales con evidencias y pistas que solo la ciencia y la tecnología pueden resolver, la fibra de tela, la piel en las uñas, el DNA en el vaso y la proporción exacta de azafrán en elaboración de bouillabaisse de Marsella para finalmente dar con el criminal y presentarlo ante la justicia.
Todo esto nos alimenta y nos deja con la falsa satisfacción de haber aprendido algo, que es solo una ficción sin ciencia. Ningún beneficio, las series capítulo a capítulo nos enganchan y si bien es saludable distraerse hay que poner límites y horarios.
Tenemos a los carpinteros de YouTube que hacen maravillas en 15 minutos, que es un buen entretenimiento aunque hay que reconocer que difícilmente nos sumaremos al gremio de San José que bien se sabe no pudo inculcar en su hijo ese noble oficio.
Los Cazadores de la Historia, las Kardashian, Overhauling y demás reality shows que tienen algo de hipnótico y frente a un monitor ya sea de 5 a 90 pulgadas, cumplen su objetivo al monetizar una audiencia.
La verdad hay que aceptar que en más de una ocasión nos ha beneficiado de manera directa cuando hemos logrado solucionar algo o indirectamente cuando prestadores de servicios de reparación han podido ayudarnos usando conocimiento encontrado en linea.
Alguna vez nos ha inspirado algún programa a renovar o lograr una meta, pero la meta que se busca es una audiencia y si no hay anuncios aún peor, por que el producto está de este lado del monitor, nuestra atención.
Pero donde hay más que aprender y aplicar para mejorar nuestras vidas es en la manera que podemos mejorar nuestra salud y más que eso nuestro bienestar es decir disfrutar más de nuestra vida.
Esta es ciencia real, aplicable con resultados en muy corto plazo.
Lograr la manera en la que nuestros instintos básicos se satisfagan sin perjuicio para nuestra salud.
Los planes de estudio no incluyen la nutrición, la falta de este conocimiento es un tipo de analfabetismo mortal que ha provocado una epidemia de sobrepeso en niños y adultos, así como la epidemia de diabetes.
Estas epidemias acabarían en los próximos 15 años si logramos trasmitir mejores hábitos alimenticios a nuestras generaciones de preadolescentes, ya que lo que hagan antes de los 23 años definirá las probabilidades de tener una vida libre de estas epidemias sociales.
También para los que somos de “las mejores generaciones” hay oportunidad de corregir el rumbo y alcanzar beneficios de buenos hábitos de salud.
El aprender a nutrirse, el ejercitarnos y el recrearnos sanamente es algo que debemos aprender y valorar.
Solo hay que buscar las fuentes confiables y verificar que sean soluciones serias.
No estamos condenados y podemos agregar en nuestro día hábitos saludables que nos lleven a un círculo virtuoso ya que la única diferencia entre los seres humanos debe ser el vicio o la virtud.