Aprendieron desde sus inicios en el PRI. De donde se graduaron con honores en mapaches electorales.
Después de la campaña de Cuauhtémoc Cárdenas, en el 88, a la fundación del PRD, cada uno de los miembros notables se convirtieron en caciques.
Desaparecido el Frente Cardenista, en el triunfo moral contra Salinas de Gortari, se amalgamó la izquierda.
Los supervivientes de los movimientos estudiantiles del 68 y de la histórica guerrilla mexicana, enlazaron con los desertores del viejo PRI.
MORENA del presidente Andrés Manuel López Obrador, con las mismas prácticas del siglo XX, continúan sin adecentar las posibilidades reales para el 2024.
Sus 31 superdelegados estatales, deben mostrar su fortaleza, el músculo de seguidores empadronados, militantes en activo dispuestos a refrendar la 4T.
En Nuevo León, Judith Díaz, Nicho Herrera, Anylú Bendición, Clara Luz Flores Carrales, Claudia Tapia, Grecia Benavides, Waldo Fernández y Jesús Blanco Durán, tránsfugas del PRI, Movimiento Ciudadano PAN y del PRD, no tienen oportunidad ninguna, de supervivencia política.
La quema sistémica del norte los enfrenta a diferentes proyectos postulados. Hay quienes apoyan a Claudia Sheinbaum, Adán López o Marcelo Ebrard.
Esta gavilla de bandoleros, algunos impresentables en su carácter moral y ético, movilizaron, compraron y desviaron la vida democrática de MORENA.
La pobre pesca de votos en las casillas de Nuevo León, para representar como consejeros, han firmado el destierro del Movimiento de Regeneración Nacional. El desencanto, es y será, como en el PRI, PAN y PRD, a favor de Movimiento Ciudadano, en la tercera banda.